La UCI del Hospital Central de la Defensa tuvo que ampliar su capacidad al tiempo que atendía a los pacientes que llegaban muy enfermos.
planta de medicina interna pasó a infecciosa,
y se mantendrá, de momento, con
pacientes COVID. «Guardamos un as en
la manga —explica el coronel director—.
Tenemos dos plantas con 50 camas montadas
y preparadas por si hay un repunte
de la infección. Ahora no las estamos utilizando,
aunque sí lo hemos hecho, pero
quedarán montadas porque la desescalada
puede ser reversible. Si eso ocurre, las
50 camas están disponibles en una hora».
Durante los momentos más críticos
de la crisis del coronavirus, la UCI pasó de
tener cinco camas a diez, y se utilizaron
respiradores de quirófano. También hubo
cambios en cuanto al personal. La mayoría
de los que trabajaban en consultas
—que han estado cerradas— tiene más de
60 años y, por tanto, son más vulnerables,
por lo que pasaron a las plantas que atendían
a pacientes no COVID, mientras que
el personal más joven ha estado luchando
contra el virus. «Cuando se abran las consultas,
sobre el 11 de mayo, volverán a sus
puestos», puntualiza el director. También
se ha facilitado el teletrabajo y se han escalonado
las horas de entrada y salida de los
trabajadores. «Hemos sido un modelo para
otros hospitales de Aragón en la forma de
gestionar a los trabajadores», añade.
En el Hospital General de la Defensa
se realizan los PCR a las tripulaciones de
los aviones de la base aérea de Zaragoza
que han viajado a Irak, EEUU, Yibuti,
Líbano... para recoger material sanitario
o transportar a militares. Los últimos, los
132 que se han incorporado a la misión
de policía aérea del Báltico, en Lituania.
COORDINACIÓN Y APOYO
Para atender a tantos afectados por el
COVID-19 ha sido fundamental la coordinación
entre todo el personal, el propio
de los hospitales militares y los que han
llegado desde distintas unidades de las
Fuerzas Armadas. «Pero cuando todo el
mundo está dispuesto a colaborar, es muy
fácil —señala el jefe del Departamento
Médico del Gómez Ulla, coronel Salvador
Álvarez Antón—. Cuando estás motivado,
trabajas como sea, donde sea y cuando
sea». Ahora hay 326 enfermos hospitalizados
y, aunque parecen buenas cifras,
«es difícil manejar una situación como la
que tenemos desde el punto de vista epidemiológico,
solo coger una vía se complica
en estos enfermos. Físicamente, te
exige el doble de esfuerzo», añade.
De la misma opinión es el director del
hospital de Zaragoza. «La gente se ha
portado de maravilla. Un día que teníamos
las urgencias llenas, siete ambulancias en
la puerta, diez ingresos en planta y siete
fallecidos —cuando solo contamos con
cuatro cámaras frigoríficas—, empezaron
a llegar médicos, enfermeras, los suboficiales
ayudando en las ambulancias…
Era espectacular». Esta crisis ha ayudado,
desde su punto de vista, a crear un nexo
entre todos los trabajadores. En este centro
hay personal militar, civil de Defensa y civil
del Servicio Aragonés de Salud (SALUD).
«Ahora no hay colectivos diferenciados,
solo trabajadores del Hospital General de
la Defensa. Han trabajado juntos sin mirar
la tarjeta identificativa que llevan en el uniforme
», destaca el coronel Lara.
Para hacer frente al aluvión de pacientes
con COVID llegados a los dos
hospitales militares integrados en la red
de la Comunidad de Madrid y del Servicio
Aragonés de Salud, los trabajadores
han contado con el apoyo extra de personal
militar.
El Hospital de
Zaragoza va a
quedar sectorizado
para separar a los
pacientes COVID
Mayo 2020 Revista Española de Defensa 29