A N Á L I S I S
Su uso sistemático y la facilidad para su diseminación la
han convertido en uno de los principales vectores de la
amenaza híbrida
DESINFORMACIÓN
y Unión Europea
Teniente coronel Vicente Diaz de Villegas Roig
Gabinete del SEGENPOL
LA primera víctima en los conflictos es la verdad. El deber de
toda sociedad civil es desarrollar su propia resiliencia y proteger
la información como un bien común. Si uno no ocupa
su lugar en el entorno de la información, otros lo harán. Durante
la guerra fría, la potencial destrucción mutua que garantizaba
un conflicto con armas nucleares actuó como elemento disuasorio
en el entorno físico. Sin embargo, internet y la posterior eclosión de
las redes sociales han facilitado que el entorno de la información se
convierta en un campo de batalla. Las agencias gubernamentales,
organizaciones privadas y otros grupos de presión luchan en una
batalla por el relato las 24 horas del día, donde el gap tecnológico ya
no supone un game changer.
La desinformación ha pasado a ocupar un lugar preferente en las
crisis actuales. Si bien no es un fenómeno nuevo, su uso sistemático
y la facilidad para su diseminación que ofrecen las nuevas tecnologías,
la ha convertido en uno de los principales vectores de la amenaza
híbrida. A este respecto, el Marco conjunto para contrarrestar las
amenazas híbridas publicado por la Unión Europea en 2016 indica
que «las campañas masivas de desinformación, que utilizan las redes
sociales para controlar la narrativa política o para radicalizar, reclutar
y representar directamente a los actores, pueden ser vehículos para
amenazas híbridas».
OTRA VÍCTIMA: EL PENSAMIENTO CRÍTICO
En la batalla por el relato, la desinformación busca generar dudas sobre
la veracidad de los hechos, para lo cual, se relativiza la verdad
devaluando el discurso público con el objeto de generar desconfianza
en las instituciones que gobiernan la sociedad. La principal herramienta
para lograr ese efecto no es tanto la mentira frontal, como la utilización
interesada de información sacada de contexto y de mensajes
que apelan más a las emociones que a la razón. Un individuo que
duda y desconfía, sometido permanentemente a una saturación de
información (infosaturation), posee una opinión voluble, una situación
ideal para transformar una opinión pasiva en una convicción activa.
Valorar la efectividad de la desinformación no es tarea sencilla,
la pregunta que surge es si la desinformación puede lograr nuevas
opiniones o simplemente refuerza las existentes. Para ello hay que
considerar los factores de vulnerabilidad de la sociedad como son la
existencia de divisiones externas e internas, la presencia de minorías,
instituciones débiles y una cultura débil de los medios de comunicación.
Además, los medios empleados juegan un rol fundamental. Las
narrativas a medida, en algunos casos muy reducida (microtargeting
e, incluso, targeting individualizado), las interferencias en procesos
democráticos, las filtraciones interesadas, la falsificación de documentos…,
son solo algunos ejemplos.
ECLOSIÓN DE LAS REDES SOCIALES
Los responsables de las campañas de desinformación han encontrado
un lugar ideal para enmascarar su huella: el ciberespacio. En otras
palabras, la red dificulta la atribución de las acciones, al menos, con la
normativa tradicional.
La horizontalidad de las redes sociales permite a cualquier ciudadano
convertirse en periodista sin pasar por ningún filtro editorial. La saturación
de comunidades y la presencia de granjas de troles (personas
que realizan comentarios provocadores buscando crear controversia o
50 Revista Española de Defensa Mayo 2020