GUSTAVO RAMÓN PÉREZ MOYANO
>> Nuestros Legionarios
NUEVAS EXPERIENCIAS, MISMO ESPÍRITU
Compañía de Cuartel General
Llegaba la fecha de presentación en la Bandera de Cuartel
General de La Legión, y a pesar de llevar varios destinos,
la incertidumbre y el nerviosismo hacían mella en mi mente,
mi anterior destino fue en el Tercio Gran Capitán, allí disfruté
de un compañerismo y una camaradería que no había experimentado
antes, lo cual me hacía preguntarme si mi nueva
unidad sería igual de exigente, si estos últimos valores que
conocí de manos de los legionarios y sus costumbres, serian
solo un signo de una unidad condicionada por encontrase
fuera de la península motivo por el cual habían permanecido
casi intactos, o por el contrario era un signo distintivo de todas
la unidades legionarias.
Llegó el día tan señalado y mientras me enfundaba en el traje
de gala, notaba ese nerviosismo, una sudoración por todo el
cuerpo que me hacía cuestionar si la decisión tomada era la
correcta, llegué a «Mando Bandera», y mis dudas se disiparon,
la acogida por parte de los mandos de la Plana Mayor fue
poco menos que si paseara por las calles de mi pueblo, un
trato tan correcto y militar como familiar.
Acompañado por el cabo mayor, me dirigí a mi nueva compañía,
la Compañía de Cuartel General, trataba de recordar
la información que había recopilado sobre dicha compañía,
me comunicaron que me habían encuadrado en la Sección
de Protección, nueva meta en mi vida militar. No pasaron muchos
días para darme cuenta que el buen hacer legionario
está integrado en todas las unidades de La Legión, desde el
primer minuto me sentí como en casa, como uno más, adquiriendo
con el paso del tiempo cada vez más responsabilidad,
gesto que agradeceré siempre a mis Mandos por la confi anza
depositada en mí.
La cálida acogida por parte de mandos y compañeros de empleo
no tardó en llegar, y en cuestión de días era uno más,
como si la sección hubiera sido creada por nosotros. Recuerdo
que a los pocos meses de llegar y estando prevista la
famosa carrera denominada la Desértica, solicitaron voluntarios
para su organización, palabra que, a mi entender no
debiera existir en La Legión, pues cuando se nos necesita
estamos para lo que haga falta. Tuve la suerte de ser elegido,
logrando así la una oportunidad de demostrar a la población
civil de que pasta estamos hechos los legionarios.
Una vez que estaba todo montado, tocaba distribución del
personal por los diferentes puntos de control, concretamente
a mí me tocó el punto de control nº 7 en la zona intermedia
a unos 35 km de la salida, con diverso personal del Tercio 3º
y un equipo de Sanidad ya que la zona era complicada, pasado
el grueso de los participantes y creyendo que faltarían
pocas personas por pasar, vimos cómo se acercaba un grupo
pequeño de participantes animándose entre ellos, al llegar al
punto de control y ver el equipo sanitario, notamos como su
moral decaía hasta el punto de plantearse abandonar. Fue
instintivo la reacción de todos los que allí estábamos, como si
de compañeros de toda la vida se tratara, intentamos insufl arles
ánimo y aliento para que no pensaran en abandonar y demostrarles
que siempre se pueden sacar fuerzas si te lo propones,
palabras que no paraba de escuchar en mi vida militar
y que ahora más que nunca cobraban sentido, saber que con
la actitud de mis compañeros y la mía propia los participantes
recuperaban el ánimo y las fuerzas para continuar, me sentí
más útil que nunca. Al poco rato los participantes continuaron
la marcha y no habría vuelto a pensar en ellos si no fuera
porque una vez acabada la carrera y ya en la meta mientras
nos organizábamos para marcharnos, vi que aquellos participantes
se habían quedado esperándonos para poder tener la
oportunidad de agradecernos nuestras palabras, muestra de
compañerismo que el Credo Legionario nos enseñó.
34 552 · III-2020 La Legión