internacional
hacer frente a los retos que tiene por delante? Y,
desde el comienzo, lanza un mensaje claro y contundente:
«El mundo se está volviendo sistemáticamente
más complejo, más desafiante y más inseguro».
Lo argumenta estableciendo cinco tendencias
mundiales: la primera, que la especie humana está
envejeciendo y enriqueciéndose, con una clase
media y desiguladades cada vez mayores; la segunda,
que el peso económico y el poder político
está desplazándose hacia Asia; la tercera, que la
revolución tecnológica y sus aplicaciones están
transformando las sociedades;
la cuarta, que la gestión de la
escasez de recursos supone una
dificultad cada vez mayor, con
un creciente consumo de energía
y un cambio en los modelos
de producción; y la quinta que
«la interdependencia de los países,
ahora un hecho de la vida
mundial, no va unida al refuerzo
de la gobernanza mundial.
El orden mundial es más frágil
e imprevisible».
Estos factores generarán
una serie de cambios drásticos
o revoluciones, entre ellas una
geopolítica representada por el
auge de Asia y porque «los casi
dos siglos de dominio mundial
del continente europeo y Estados
Unidos están llegando a su
El reconocido politólogo Francis
Fukuyama vaticina el final de la
hegemonía norteamericana.
fin. Junto con la aparición de
otros poderes en África y América Latina, dará
lugar a un mundo cada vez más polarizado». En
este contexto el informe detalla cuáles podrían
ser las implicaciones para la Unión Europea de
aquí a 2030 y cómo dar una respuesta que afiance
y mejore a la Unión y a sus ciudadanos. Entre
ellas, incluye la necesidad de reforzar su papel internacional.
«La UE se enfrentará a importantes
dificultades externas derivadas de un mundo más
inseguro a sus puertas, en forma de regreso de la
geopolítica, intervención reducida de EEUU y vecindades
cada vez más turbulentas. Los europeos
tendrán que asumir una mayor responsabilidad
colectiva por su seguridad y defensa».
También el Instituto Español de Estudios Estratégicos
(IEEE) ha presentado su Panorama de
tendencias geopolíticas Horizonte 2040 en el que
ofrece un profundo análisis desde diversos factores
entrelazados entre sí y donde su director, el general
de brigada Franciso José Dacova, concluye:
«El sistema de gobernanza global basado en valores
y principios occidentales ya no es aceptado
con carácter general, y es frontalmente cuestionado
por potencias que disponen de las capacidades
suficientes para proponer modelos alternativos.
El centro de gravedad de la geopolítica mundial
ya no reside en Europa, ni en regiones antes prioritarias
como Oriente Medio, sino en Asia y en los
océanos que la rodean». En referencia concreta a
Europa, el general Dacoba afirma que «el continente
se verá especialmente concernido por las
consecuencias de algunas de las tendencias analizadas
(demografía, migraciones,
cambio climático, dependencia
energética...) en la vecina África,
más concretamente en el Magreb
y el Sahel. En este sentido,
la UE deberá consolidar su proyecto
de integración para estar
en condiciones de defender sus
propios intereses ante el resto de
pontencias globales, así como de
apoyar la estabilidad y el progreso
del continente africano, como
región prioritaria para Europa».
Por su parte y de cara al futuro
inmediato, la entidad de las
Naciones Unidas para la igualdad
de género y el empoderamiento
de las mujeres (ONU
Mujeres) presentó el pasado
año un Plan Estratégico para
2022-2025: «En un momento en
que el COVID-19 ha agravado
todos los aspectos de la desigualdad de género,
resulta necesario actuar con audacia y aumentar
la financiación para reconstruir mejor y de una
manera igualitaria, para atender las necesidades
de todas las mujeres y las niñas y no dejar a nadie
atrás». Para ello, el Plan diseñado se basa en cuatro
principios rectores: primero, no dejar a nadie
atrás (el documento insiste en abordar las formas
múltiples e interseccionales de discriminación, entre
ellas las basadas en la edad, el sexo, la raza, la
etnia, la ubicación, la discapacidad, la migración y
el desplazamiento, la condición indígena, socioeconómica
o de otro tipo); segundo, promover la
coherencia, los resultados y la rendición de cuentas
en materia de igualdad en todo el sistema de la
ONU; tercero, garantizar la implicación nacional
y el alienamiento con las prioridades nacionales;
y en cuarto, influir en otros agentes y garantizar
una financiación sostenible en favor de la igualdad
de género.
Rosa Ruiz
54 Revista Española de Defensa Enero 2022