que determine el JEMAD. Este liderazgo debe facilitar también el desarrollo
de la industria, de tecnologías nacionales y su incorporación en
las capacidades aeroespaciales conjuntas que sean requeridas para
estar preparados para garantizar la seguridad y defensa aeroespacial.
Y todo ello hay que hacerlo en un momento en el que el EA apuesta
por la transformación digital para ser más resilientes y eficientes.
España pertenece al grupo mayoritario de países de la comunidad
internacional a favor de no militarizar el espacio exterior, considerado
un Global Common sobre el que no se puede reclamar soberanía y
que actualmente está escasamente regulado y débilmente protegido
por la legislación internacional. En este contexto, la vulnerabilidad de
este entorno y la velada competición entre las grandes potencias por
el acceso, el uso y el control del espacio ultraterrestre se incrementarán
con el paso del tiempo.
Esta creciente preocupación justifica que la Unión Europea esté
cerca de aprobar su Estrategia de Seguridad Espacial, que tendrá
repercusiones en la Unión similares a las que se están produciendo
en la OTAN tras la última revisión estratégica. Nuestros socios y aliados
se preparan para desarrollar capacidades espaciales de defensa
activa que permitan proteger los intereses comunes en el espacio,
incluso capacidades para generar efectos que degraden la libertad
de acción de posibles adversarios en el espacio. En este nuevo reto,
la cooperación internacional es esencial y España debe estar en vanguardia
demostrando su compromiso como aliado fiable y confiable.
La Gestión del Tráfico Espacial (STM) es otra área que experimentará
un enorme crecimiento en los próximos años, con indudable
impacto en el desarrollo económico y en la seguridad nacional. Las
órbitas satelitales bajas (LEO) se están congestionando progresivamente,
al tiempo que serán empleadas para un creciente número de
movimientos espaciales, entre los que se incluirá el transporte de personas
y mercancías. Por tanto, la explotación comercial de las LEO es
un sector que podría experimentar una notable expansión en el medio
plazo y que requerirá una gestión integrada del ámbito aeroespacial
para garantizar una ejecución segura y sostenible de las operaciones
de salida, de los movimientos inter-orbitales y de las operaciones de
descenso en la atmósfera, todo ello evitando la basura espacial.
España debe contribuir al esfuerzo común de la UE para definir
un enfoque STM seguro y sostenible. Pero qué duda cabe de que el
Ejército del Aire y del Espacio, junto con el Ministerio de Transportes,
Movilidad y Agenda Urbana, deberán extender las habituales actividades
de control y gestión del espacio aéreo al espacio suprayacente
de responsabilidad nacional, tal y como estipula la Ley 21/2003
de Seguridad Aérea, porque la integración del STM en la gestión del
tráfico aéreo general es el único modo de garantizar una gestión segura
y eficiente.
El Ejército del Aire y del Espacio acomete con ilusión el desafío de
proyectar su tradicional liderazgo aéreo al ámbito aeroespacial, como
parte visible y representativa de la adaptación hacia un entorno en plena
evolución. Este liderazgo se lleva ya a cabo en cumplimiento de los
cometidos asignados para la vigilancia y control del espacio ultraterrestre
y, en el futuro, se armonizará con las nuevas capacidades que
el JEMAD decida incorporar para garantizar la libertad de acción de la
Fuerza Conjunta.
En definitiva, los aviadores del EA continuarán adaptando progresivamente
su acervo conceptual al espacio, mejorando sus competencias
y destrezas para la operación de las nuevas capacidades
que se asignen y cumpliendo, como siempre, la misión que se les
encomienda.
Septiembre 2022 Revista Española de Defensa 21
Ejército del Aire y del Espacio