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ción o investigación y desarrollo para incorporar las tecnologías emergentes y liderar los procesos de innovación. En un mundo cada vez más necesitado de desarrollar ideas claras en forma de conceptos, planes de formación, procedimientos, normas, orientaciones y directrices, estaríamos sembrando las semillas para recolectar en tiempo este tipo de ideas. COOPERACIÓN INDUSTRIAL Hasta ahora solo se ha hablado sobre capacidades para hacer frente a los retos futuros, pero, desde la perspectiva del usuario, la ecuación no estaría completa sin considerar el papel que la industria debería jugar en este nuevo escenario. El ritmo acelerado que la evolución tecnológica mantiene va a marcar la pauta no solo en cuanto a la incorporación de nuevas disciplinas, sino del propio cambio de modelo de relaciones al que ambos estamentos, Fuerzas Armadas e industria, deben adaptarse rápidamente. Es evidente que será necesario desarrollar nuevas estructuras de colaboración y negocio, puesto que el marco convencional no va a ser válido en un futuro inmediato. Ha llegado el momento de profundizar en mecanismos que posibiliten procesos de adquisición ágiles, el diseño de modelos de cooperación público-privado y de externalización inteligente, en la identificación de desarrollos convergentes en los que se produzca una aproximación entre las capacidades tecnológicas reales de la industria y las necesidades militares, todo ello con un mensaje hacia la opinión pública sincronizado en el que se ponga de manifiesto el positivo impacto en la economía, en el desarrollo del sector tecnológico y en la creación de empleo de calidad. No debemos olvidar el desarrollo exponencial de tecnologías de doble uso y en las cada vez menos definidas fronteras entre tecnologías civiles y militares cuya creciente complejidad, cuando se hable de modernos sistemas de armas, demandarán de conceptos logísticos adaptados (smart logístics) que permitan evitar material inmovilizado y sistemas de almacenamiento introduciendo la reposición a demanda, la gestión de stocks globales o mediante la incorporación masiva de manufactura aditiva (impresión 3D). El compromiso adquirido por España para dedicar el 2% del PIB a gastos de Defensa y que un 20% del mismo sea para adquisición de nuevas capacidades debe ser visto como un reto adicional en el que se deberá evitar apuntalar capacidades obsoletas o de corto recorrido operativo frente a aquellas otras de mayor impacto tecnológico y adaptadas a los escenarios que se anticipan. En este sentido, el Ejército del Aire debe saber poner en valor dossier 202 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Marzo 2018


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