T R O P A S D E M O N T A Ñ A
Infierno Blanco / 19
descentralización del mando y tener que cumplir el cometido
recibido hasta las últimas consecuencias; compañerismo,
al tener que pasar los soldados de la 2ª Cía. I/64 más de una
noche ocupando posiciones defensivas en alta montaña en
condiciones de circunstancias; sentido del deber, al obligarles
la autonomía que poseían a ser escrupulosos en el cumplimiento
de las ordenes de su capitán; y finalmente honor,
porque sabían que de su esfuerzo e implicación en el ejercicio
dependía no solo el lugar en el que dejaban el nombre de su
Regimiento, sino el lugar en el que dejaban el significado de
ser soldado de Montaña.
Y, efectivamente, fueron ellos, los Cazadores de Montaña de
la 2ª Cía. I/64, los que dieron todo y más por demostrar que
el soldado de Infantería de Montaña, aún sin ser el protagonista,
da más de lo que posee por hacer un buen trabajo y sin
esperar nada a cambio. Fueron ellos, efectivamente, los que
demostraron a su capitán que no ha de escatimarse a la hora
de buscar la perfección en la I/A, puesto que a la hora de la
verdad le hicieron sentirse orgulloso de ser un soldado de
montaña más de su Cía. Fueron ellos, efectivamente, los que
con su sudor, resistencia al frío y a la fatiga y valor, sirvieron
de sparring a la Div. SM sin esperar nada a cambio. Y, efectivamente,
fueron ellos, los que tuvieron el honor de dejar el
nombre del RCZM “Galicia” 64 lo más alto que se pudo.
Y es que la 2ª Cía. I/64 tuvo que actuar descentralizada desde
el minuto uno para poder cumplir sus cometidos de OPFOR.
El aislamiento, con la consiguiente pérdida ocasional del enlace
que la orografía montañosa ocasionaba, la libertad de acción,
la autonomía logística, la descentralización del mando y
el liderazgo en la pequeña unidad, fueron las constantes del
despliegue de la Cía. para lograr cumplir los cometidos encomendados.
La unidad se organizó en ocho subunidades móviles de entidad
pelotón, una Base de Patrullas, materializada por la
PLM de la Cía. que cubría las necesidades logísticas del despliegue
y un puesto de mando de Cía. móvil que garantizaba
el C2 entre DIREX y la OPFOR. La Cía. adoptó un despliegue
secuencial en el tiempo, simultáneo en el terreno y totalmente
descentralizado. Puesto que se le exigió desplegar en los
pueblos del Sobrepuerto de Anielle y Otal, para facilitar la
observación que la CRAV efectuó las primeras 48 horas del
ejercicio y que, donde más tarde, se materializaría al enemigo
que se enfrentó a un S/GT helitransportado en operación
de asalto aéreo. En simultáneo se tuvo que cubrir los dos ejes
de progresión del GT “Montejurra”, efectuando una acción de
retardo que fuera ralentizando el avance del GT, para culminar
con la defensa a ultranza de unos objetivos finales en alta
montaña. Cabe destacar que la altitud media en estos ejes de
progresión superaba los 2000 metros de altura, lo que obligó
a la OPFOR a establecerse en defensiva a gran altura y soportando
los rigores del invierno pirenaico.
Sin dejar de cubrir las acciones anteriores, se materializó al
enemigo al que tuvo que enfrentarse un equipo operativo del
MOE en el Refugio de Otal. En dicha localización, la OPFOR
materializó el secuestro de un miembro de la ONU por parte
de una milicia armada local, a la cual se tuvieron que enfrentar
nuestros “guerrilleros” efectuando una operación de rescate
de rehenes.
Por todo lo anterior, la participación como OPFOR nos sirvió
para incrementar, durante más de 8 días, nuestras capacidades
de combate en montaña invernal, puesto que la ambientación
requería que fuéramos, a veces fuerzas convencionales
y otras, milicias irregulares, sirviéndonos esto para instruirnos
tanto en acciones de guerrilla-contraguerrilla y emboscada
en montaña invernal, así como en acciones de defensiva
en alta montaña. También se efectuó una defensa de punto
sensible, la cual se desarrolló en las proximidades del Refugio
del Verde en el Valle de la Ripera, sirviendo dicha viñeta para
adiestrar tanto al GT como a las FAMET, las cuales intervinieron
en ella muy activamente, tanto con elementos de transporte
de personal como de ataque.
La participación en el ejercicio supuso un punto de inflexión
para la 2ª Cía. I/64, puesto que la llevó al límite tanto logística
como tácticamente. Teniendo que sumar al detallado planeamiento
del concepto de nuestra operación, amplias pinceladas
de conducción táctica para no defraudar las expectativas
que se habían depositado en nosotros. Nuestros soldados,
para los cuales la OPFOR era la Div. SM, y no ellos mismos, se
imbuyeron de la ambientación como pocas veces se ha visto
en este tipo de ejercicios, haciendo suyos y de manera febril,
los cometidos que su Cap. les daba antes de lanzarlos a la misión,
de tal forma que ni los rigores de la montaña invernal
del Pirineo aragonés, ni la combatividad del GT navarro, ni
la superioridad de medios que las FAMET otorgaban a la DIV.
SM, amedrentó en forma alguna el espíritu de combate de
unos bisoños soldados de montaña, para los que, en su amplia
mayoría, era la primera vez que se veían frente a un enemigo
de carne y hueso dispuesto a combatirles. Fue, precisamente,
ese espíritu que demostraron, el que hizo que al final del
ejercicio la 2ª Cía. I/64 experimentara una íntima satisfacción
del deber cumplido y un tremendo orgullo de saberse SOLDADOS
DE MONTAÑA.
Francisco Manuel Becerra Rubiano
Cap. Jefe de la 2ª Cía. I/64