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MEMORIAL CABALLERIA 77

Historia Empleo Táctico y Operaciones Orgánica y Materiales Noticias del Arma Varios 137 MISCELÁNEA para fardar delante de las damas, una manera de ligar, vamos. Con el tiempo estos espectáculos se fueron ejecutando por profesionales que los organizaban de pueblo en pueblo y de castillo en castillo. Algo así como los espectáculos de Búfalo Bill pero siglos antes. Dichos espectáculos estaban regla-mentados para que resultaran menos peligrosos y, así, las lanzas se sustituyeron por cañas. No obstan-te, como había pique entre los contendientes (sí, como en el fútbol), a veces la tensión se desbordaba y se sustituían las cañas por lanzas porque la cosa se ponía en serio y se acabó el juego. Aunque la frase está en desuso, se emplea para aquellas reuniones en que de la placidez inicial se va pasando a la tensión y deviene en insultos y demás; por ejemplo, las reuniones de vecinos para ponerse de acuerdo en cambiar el ascensor. «Baquetear». Salir baqueteado procede de un durísimo castigo que se infligía en los ejércitos a soldados, a los que se hacía pasar por un pasillo formado por dos hileras de compañeros que, con la baqueta de metal con que se cargaban los fusiles en la mano, tenían que descargar golpes en las espal-das del castigado que recorría el pasillo. Si algún soldado de la fila no golpeaba al reo con suficiente fuerza a criterio del oficial, corría el riesgo, él mismo, de pasar al pasillo siendo baqueteado a su vez. Era tan duro el castigo que no era extraño que produjera la muerte. «El que pregunta se queda de cuadra». El servicio de cuadras era muy duro, a veces constituía un arresto, lo que era injusto para los que hacían ese servicio por su turno. Sacar estiércol, echar camas de paja, dar pienso, aguada, paseo del ganado…, eran muchas las faenas controladas, aparte de por un poco cariñoso suboficial, y además había mucho ganado y mucho resabio. Se leían los servicios al toque de retreta y al final, cuando se preguntaba: «¿Hay alguna reclamación al servicio?», algún par-dillo preguntaba «¿Quién ha dicho que se queda de cuadra?». «Tú mismo, por preguntar». «Pardillo» por el color pardo con que se vestían los agricultores, sinónimo de paleto, incauto. «Bisoño» viene de los reclutas que se mandaban a servir a Italia y que, como al llegar les faltaba de todo, decían en mal italiano: «Io bisogno…», necesito, necesito… «Soldaditos de Pavía». Son frutas de sartén a base de tiras de bacalao desalado rebozadas con una pasta que, al freírlas, adquieren un bonito color dorado parecido al de los húsares de Pavía. Son como las gambas gabardina pero con bacalao. Típicas de Madrid y muy ricas. «Dar la mano» solo es ofrecérsela a alguien vacía, es decir sin armas; acepta mi mano como amigo pues no voy a atacar, «¿ves mi mano desarmada?». Actualmente ya no se lleva pero hasta no hace mucho, a las personas mayores, autoridades y damas y como muestra de respeto, se les cedía la derecha; es decir, el varón se ponía a la izquierda de dichas personas. La costumbre procede del sable que los militares llevamos a la izquierda, lo que evidentemente ocasionaba una molestia en el acompañante si le golpeabas con él las piernas. Hoy la mujer se pone donde quiere, si quiere, y cuando quiere. De hecho ya no se ceden los asientos ni a las mujeres embarazadas. Los hombres llevamos los botones a la derecha porque nos es más fácil desabrocharlos con la mano izquierda cuando tenemos la derecha ocupada con el arma. Las mujeres los llevan a la izquierda porque, sentadas, les es más fácil a sus damas de compañía o sirvientas el desabrochárselos. En el Arma se han perdido muchas palabras y eso es porque no son necesarias; se ha perdido todo lo relativo al caballo pero se han ganado todas las relativas a mecánica, electrónica e informática. ¿Quién habla hoy de carburadores? ¿Quién habla hoy de almohazas o de bruzas? Lo importante es hablar bien sin solecismos ni anacolutos y sin emplear demasiados hipérbatos. Desaparecen oficios y con ellos su jerga típica. Ya no se cobran gajes, ni se emplean los transportines, ni apenas los cangi-lones ¿Llevan croza los obispos? ¿Hay gonfaloneros en la ACAB? ¿Se comen los fisanes? ¿Se juega a las quínolas? ¿Alguien se queda glabro, o tiene los ojos gilvos o flavos o fulvos? El idioma está vivo y goza de buena salud, y su empleo lo marca el pueblo según sus necesidades ¿Se toca todavía el ga-landrómono?, no lo sé. ¿Se bebe en póculos? Da igual, se bebe, se juega, se hace música aunque las cosas se llamen de otra manera.


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