Los trajes utilizados para poder tomar muestras sobre las coladas de lava resisten temperaturas de 900 grados. A la derecha, la
UME retira espesas capas de cenizas que se aumulan en las calles y carreteras con la ayuda de una excavadora.
la costa de poniente de La Palma con el
fin de complementar los datos obtenidos
en tierra por la estaciones sísmicas
del Instituto de Ciencias del Mar de
Barcelona del CSIC. Del Arsenal de
Las Palmas zarpó de nuevo el pasado 2
de noviembre el BAM Tornado con un
equipo de reconocimiento cuya misión
ha sido estudiar las condiciones de la
costa y los fondos próximos al puerto
de Tazacorte para comprobar la viabilidad
del traslado por mar de los agricultores
hasta sus instalaciones plataneras
a bordo de las lanchas de desembarco
LCM-1E del Grupo Naval de Playa,
ya que la lava ha bloqueado los accesos
por tierra.
Por otro lado, los tres aviones anfibios
del Ejército del Aire que desplegaron en
la isla al comienzo de la emergencia, han
regresado a sus bases aunque
se mantienen en alerta por si
fuera necesaria su intervención.
CONTROL DE GASES
En La Palma están desplegados
doce autobombas, cuatro
camiones nodriza, autobuses,
vehículos ligeros —todos de
los destacamentos que la UME
tiene en Canarias— y el VELIRE
que llegó a la isla por barco
desde la península. Se trata de
un vehículo de reconocimiento
NBQ del GIETMA equipado
con diferentes sensores
para detectar, identificar y to-
fuerzas armadas
mar muestras ambientales de posibles
agentes químicos, como el monóxido de
carbono, el dióxido de azufre y el ácido
clorhídrico que se forma al entrar en
contacto la lava con el agua del mar.
«Es capaz de medir una nube tóxica
a una distancia de hasta a cinco kilómetros
—explica el jefe del núcleo NBQ,
subteniente Pedro Miguel Roncero—.
Medimos lo que sale del cono volcánico
para que, con esa información, los
científicos puedan ver la evolución del
volcán». Así, los responsables de la
emergencia pueden decidir con tiempo
suficiente si es necesario evacuar
o confinar a la población de una zona
determinada.
En la zona norte de la colada, realizan
detecciones puntuales en los puntos
establecidos para comprobar que lo
que sale del volcán es lo normal, que
no se acumula y que no es peligroso
para los militares del BIEM II que
están observando a lo largo de toda la
colada. El VELIRE también se acerca
con los militares que acompañan a los
vecinos de las zonas afectadas a recoger
enseres «para verificar que no hay
una atmósfera peligrosa y establecer el
tiempo que pueden estar en sus casas»,
añade el subteniente Roncero.
Reconoce que es muy duro ver lo
mal que lo está pasando la población.
«En el GIETMA estuvimos muy metidos
en el tema COVID con los traslados
de fallecidos y de enfermos. Las dos
experiencias nos van a marcar mucho.
Espero que lo que hacemos pueda ayudar
un poco a los palmeros», concluye.
PAISAJE LUNAR
A medida que pasan los días
desde la explosión del volcán,
los intervinientes en la emergencia
ven cómo la isla cambia
de forma y aspecto. Se han
creado cordilleras nuevas de
lava —en algunos puntos alcanzan
los 40 metros de altura—
y los pueblos, vacíos de
gente, con los edificios abandonados,
se han teñido de negro.
Son paisajes que parecen de
otro planeta y esa imagen es
aún más impactante cuando los
militares de la UME caminan
sobre las coladas de lava con
sus trajes plateados, como si
La ministra de Defensa, Margarita Robles, se solidarizó
con los palmeros durante su visita a la isla.
Maraco Romero/MDE
Noviembre 2021 Revista Española de Defensa 27