revista de aeronáutica y astronáutica / junio 2022
514 misión Baluarte en la región de Murcia
llevado a cabo los rastreadores militares,
durante año y medio, trabajando
codo con codo con la Consejería
de Salud de la Región de Murcia. La
conocida como Misión Baluarte, de
lucha contra la expansión de la pandemia
generada por la COVID-19, es
el ejemplo más reciente de operación
de Apoyo a la Acción del Estado.
Para esta misión, los militares han
ejercido su labor conjuntamente con
los rastreadores civiles. Se han formado
y mantenido actualizados en
todo lo que atañe a la enfermedad,
a las bases médicas de la pandemia,
la explicación de los protocolos, la
concienciación de las medidas higiénicas,
recomendaciones… recibiendo
una formación online de dos
semanas en el campus virtual del Ministerio
de Defensa.
Además, realizaron distintas prácticas
supervisadas por rastreadores
de la Consejería de Salud de la Región
de Murcia, monitorizando los
distintos pasos, explicando el funcionamiento
de los programas con
los que trabajan, atendiendo sus
primeras llamadas reales.
Los rastreadores han atendido
decenas de llamadas diarias, y en
cada una de ellas, al otro lado de
la línea se encontraba una persona
que probablemente desconocía los
pasos a seguir una vez había contraído
la enfermedad, que se sentía
agobiada al no acordarse correctamente
de todas las personas con
las que había tenido relación en las
últimas 48 horas, que no sabía si
podía o no hacer la compra o tirar
la basura…
Antes de la pandemia podíamos
encontrar a la cabo Esteban impartiendo
clases de paracaidismo, al cabo
Guerrero practicando con la banda de
música o al cabo primero Rubio embebido
en una misión paracaidista,
pero ellos y otros casi cien militares del
Ejército del Aire dieron un paso al frente
y pusieron en pausa sus quehaceres
diarios para poner su granito de arena
en la lucha sin cuartel contra el virus.
Hace tan solo unos días, poco antes
de la desactivación de la Sección de
Vigilancia Epidemiológica del Ejército
del Aire en la región de Murcia,
la cabo Ródenas llamó a mi casa. En
esos momentos ejercía como jefe del
equipo de rastreadores de la Sede
Alcantarilla. Mi mujer descolgó el teléfono;
la noticia la conocíamos, test de
antígenos positivo. Al estar vacunado
sin síntomas y habiéndome realizado
otro test en el que di como resultado
negativo, me encontraba en mi puesto
de trabajo lejos de casa. Durante la
llamada, entre otras preguntas que le
realizaron a mi mujer, quisieron conocer
sus contactos estrechos. Entre la
locura de mis tres hijos pululando por
la casa (ellos no se libraron del encierro
por ser aún pequeños y no tener
la pauta de vacunación completa) y la
locura transitoria que produce el estar
encerrados, fue un proceso ligeramente
jocoso, pero eventualmente la
cabo logró relacionar a mi mujer conmigo,
y se dio cuenta de que hablaba
con la mujer de su jefe.
En pocos minutos recibí la llamada
de mi mujer y la visita al despacho de
la cabo. La primera me dijo que estaba
alucinada con el trato que había recibido
por parte de la segunda, y que
se sentía orgullosa de lo bien que se
estaban haciendo las cosas. La segunda,
muy prudente, solo me dijo que mi
mujer se había mostrado muy colaborativa
y se alegró de la coincidencia.
En la gran mayoría de los casos las
llamadas son como la de mi mujer.
Las personas se muestran colaborativas,
se prestan a ceder los datos
Cabo María Esteban pasando revista antes de un salto paracaidista que les requieren los profesionales