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nes de 13 a 107. Esto ha permitido a la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación (PLAAF/ People´s Libertation Army Air Force), y a la Armada del Ejército Popular de Liberación (PLAN/ People´s Liberation Army Navy), la oportunidad de desafiar la superioridad aérea de EE.UU. en un eventual conflicto en Asia8. Más específicamente, los analistas de RAND ejecutaron un juego de guerra con dos posibles escenarios en los que China decidía atacar Taiwán y las Islas Spratly. La conclusión más importante de este estudio es que, a pesar de la modernización de sus fuerzas, China todavía estaría por detrás de EE.UU. en términos de capacidades aire-aire. Sin embargo, la fuerza conjunta norteamericana haría frente a la ingente tarea de operar en un escenario de enormes dimensiones. Este hecho, junto con la reducción en la brecha de capacidades, se traduce en que sufriría notablemente para lograr superioridad aérea durante los primeros días o semanas de un conflicto próximo a las fronteras de China9. Efectivamente, el informe RAND sostiene que serían necesarias aproximadamente treinta alas de combate (cada una equipada con 72 cazas) para mantener el dominio del aire 24/7 desde el comienzo de un conflicto sobre Taiwán. Este requisito, sin embargo, se reduce a siete alas de combate cuando el objetivo se limita a obtener un 50 por ciento de desgaste de las fuerzas chinas en los primeros siete días de un supuesto conflicto10. Conviene señalar que, aunque este ejemplo se refiere únicamente a EE.UU., las conclusiones que de él se extraen se pueden extrapolar al resto de países aliados. El motivo es que, al igual que ha pasado en EE.UU., se puede esperar que la incorporación progresiva de cazas de 5 ª generación en las fuerzas aéreas aliadas provoque una disminución cuantitativa generalizada en los inventarios de aviones de combate debido al elevadísimo coste de estos sistemas de armas. Es decir, el precio de mantener una clara ventaja cualitativa termina influyendo en el plano cuantitativo, siendo mucho más difícil mantener el adecuado balance entre ambos aspectos. En el caso de Rusia, la situación es similar. En ese escenario, la deficiencia afecta tanto a la fuerza conjunta de EE.UU. como a las fuerzas combinadas de la OTAN. En otro estudio de la Corporación RAND, los analistas llevaron a cabo numerosos juegos de guerra con el objetivo de recrear los posibles resultados de una intervención rusa en los países bálticos. El informe admite que la Fuerza Aérea rusa tiene suficientes capacidades para repeler durante varios días los esfuerzos de la OTAN para obtener superioridad aérea11. Estos dos ejemplos proporcionan una idea de la magnitud que supone de la deficiencia de superioridad aérea, mientras que el subsiguiente análisis de sus implicaciones clarificará cómo afecta a los diferentes dominios de la guerra. La dificultad para alcanzar y mantener superioridad aérea cerca de las fronteras de adversarios estatales de gran entidad tendría un impacto significativo en la capacidad de la fuerza conjunta F-22 Raptor escoltando a un bombardero Tu-95 de la Fueza Aérea rusa. (Imagen: US Air Force) Sukhoi T-50/PAK FA 146 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Marzo 2018


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