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Bibliografía ESCUELA DE VUELOS SIN VISIBILIDAD Y ESCUELA SUPERIOR DEL VUELO, AERÓDROMO DE MATACÁN Gonzalo Ramos Jácome Asociación de Amigos del Museo del Aire. Museo de Aeronáutica y Astronáutica, 2017. 242 páginas, 21 x 29,5 cm. Edición exclusiva para la Asociación de Amigos del Museo del Aire. www.aama.es contacto@aama.es Por Decreto de 6 de julio de 1956 fue disuelta la Escuela Superior del Vuelo, con lo que se puso punto final a 17 años de actividad docente. Para ese año ya se habían creado otras escuelas dedicadas a impartir la instrucción de cada modalidad específica de vuelo, dotadas cada una con sistemas de enseñanza actualizados para la época. Este libro es un intento de rescatar del olvido a dos escuelas que fueron fundamentales en la formación del personal de vuelo tanto militar como civil. Relata su autor que cuando ascendió a teniente en julio de 1963 como integrante de la 15.ª promoción de la Academia General del Aire ignoraba la existencia de esas unidades, ya disueltas unos años antes. Sin embargo, diversas circunstancias profesionales y familiares le llevaron a conocer a muchas de las personas que en ellas trabajaron, por lo que decidió acometer la tarea de investigar y relatar su historia. La Escuela de Vuelos sin Visibilidad funcionó de 1939 a 1956 en el aeródromo de Matacán, en Salamanca. Inicialmente se contaba con personal alemán que ejercía la docencia, aunque poco después se fue incorporando un selecto grupo de profesores, entre los que destacan el que posteriormente fue jefe de Estado Mayor del Aire, Emilio García-Conde Ceñal y Gregorio Martín Olmedo, que llegó a jefe del MATAC. La Escuela Superior de Vuelo, aunque creada en 1940 se estableció en Matacán el 1946, asumiendo las funciones de la Escuela de Vuelo sin Visibilidad, así como las de la Escuela de Navegación y la Escuela de Radio. La nueva escuela, que sería declarada al año siguiente «centro de enseñanza superior », realizaba cursos tanto militares (piloto de vuelo sin visibilidad, piloto superior militar, navegante aéreo superior, radiogoniometrista aéreo) como civiles (piloto de transportes públicos, navegante aéreo civil, radio aéreo civil, jefe de tráfico de aeropuerto, oficial de tráfico de aeropuerto). El libro va relatando, curso tras curso, la relación de profesores y alumnos, los hechos más destacados y el material aéreo utilizado. También se relatan los accidentes, en los que perdieron la vida varios profesores y alumnos. En la actualidad, cuando todos llevamos en el bolsillo un sistema de navegación GPS y la localización espacial nos parece algo perfectamente cotidiano, este libro es un homenaje a aquellos pioneros que trabajaron en la formación de pilotos y navegantes con objeto de permitir volar en todo tiempo y con seguridad en lo que entonces se denominaba «vuelo ciego». Al comienzo de la actividad de la Escuela los aviones utilizados eran cuatro trimotores Junkers Ju-52/3m de los que posteriormente se obtuvo licencia para su fabricación en España por la empresa CASA. Otros aviones asignados a la Escuela fueron los Heinkel He-111, las avionetas Bücker Bü-131, o los Douglas DC-3. Mención aparte merecen los aviones «únicos». Señala el autor que la Escuela Superior del Vuelo era el «hospicio» de todos aquellos aviones polimotores de los que no existía más que un ejemplar en el Ejército del Aire, al que habían llegado mediante diferentes vicisitudes, todas ellas relacionadas con el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial. Así llegaron a nuestro Ejército del Aire algunos aviones que fueron destinados a la Escuela de Matacán, siendo siempre volados por el entusiasta director de la Escuela, tcol. Pombo Somoza. La vida activa de todos ellos terminó siempre por falta de repuestos y problemas de mantenimiento. Entre ellos se encuentran el Focke- Wulf Fw-200C Condor, un hidroavión PBY-5.ª Catalina, un B-25D Mitchell del United States Army Air Force y el Junkers Ju-290 A-5, procedente de Lufthansa, que durante varios años fue el avión de más capacidad de los que disponía el Ejército del Aire, realizando, además de las actividades de la Escuela, tareas de transporte de personal, como por ejemplo los viajes de fin de curso de los alumnos de 4.º de la AGA. En la obra se relata también la curiosa historia del planetario. En 1941, el capitán García Quintano había realizado en Alemania un curso sobre el sistema de navegación Z-Z. A su finalización, las autoridades alemanas obsequiaron a España con un planetario para enseñar a los alumnos a guiarse por las estrellas. El planetario, que había sido fabricado por la empresa Carl Zeiss Jena en 1923, fue enviado a España en 1943 por ferrocarril, pero el convoy que lo transportaba fue atacado por la resistencia francesa, de modo que el planetario quedó destruido. Sobre la base de dicho planetario alemán se adjudicó a la empresa española QBI la construcción de una réplica, que con el nombre de Celeste I estuvo en funcionamiento desde 1947 a 1954, cuando la llegada de la instrumentación electrónica comenzó a dejar obsoleta la instrumentación basada en la brújula y el sextante. Hoy día ha sido restaurado y es un motivo de orgullo para los integrantes del actual Grupo de Escuelas de Matacán. 704 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Septiembre 2018


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