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diseños posteriores, sufriendo un accidente en uno de ellos por la pérdida de sustentación provocada por la escasa velocidad requerida por el mal estado de las pistas de aterrizaje de la época, muchas de ellas improvisadas en campos de labranza. Este contratiempo unido a la preocupación generalizada del sector aeronáutico por los continuos accidentes provocados por este factor motivaron a este ingenioso joven a diseñar una aeronave que pudiese volar a velocidades reducidas y aterrizar casi en la vertical. Su imaginación, propia de la mente de un niño, hizo que utilizara un popular juguete volador, provisto de una hélice en la parte superior, como modelo en el que basar su diseño. Observaba perplejo que este simple juguete descendía con elegancia por la sustentación que generaba la hélice al pasar el aire a través de ella. En 1920 construyó el primer autogiro, el Patrulla Aspa. (Imagen: Ejército del Aire) C-1, que las revistas especializadas de la época denominaban «aeroplano molino de viento». Este artefacto jamás llegó a volar, ya que la asimetría de sustentación que provocaba el rotor generaba un par de vuelco que accidentaba a dicha aeronave. Esto se debía a que durante el giro del rotor la pala que avanzaba se encontraba con el viento en contra generando más sustentación que la pala que retrocedía que lo tenía a REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Noviembre 2018 877


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