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la versión SA, especialmente en lo concerniente al WAD. (Imagen: Boeing) global de la flota son muy inferiores a los que demandan los activos de quinta generación. En ningún caso, al menos de momento, sustituirían a la flota de F-15E Strike Eagle, cuya modernización está prevista que se acometa paulatinamente. La segunda refuerza el posible papel del F-15X como complemento de los F-22 (ahora que está prevista la adopción de capacidades ligadas al estándar Link-16) y F-35, idea formulada en base al concepto de supremacía aérea y ligada a la relativa baja cuantía de armamento aire-aire que son capaces de llevar en configuración stealth, punto criticado desde la entrada en servicio de ambos aviones, independientemente de la tasa de efectividad que puedan lograr con ellos. Para hacerse una idea, la capacidad de armamento interno del F-22 Raptor en su configuración de máxima furtividad es de seis misiles AMRAAM y dos AIM-9X Sidewinder, y de armamento aire-aire del F-35, cuatro misiles en configuración stealth y 16 en un hipotético beast mode, que actualmente no deja de ser una configuración que únicamente ha sido mencionada y promocionada, sin que haya visto la luz de ninguna forma y que en caso de adoptarse, penalizaría enormemente sus capacidades furtivas, aumentando considerablemente su sección transversal de radar. Así, el F-15X haría las funciones de «arsenal» aire-aire para los F-22 y F-35, encargándose estos últimos de designar blancos aire-aire y proporcionárselos a los F-15X, quienes gracias a la cuantía de misiles aire-aire y a sus sensores de búsqueda y seguimiento de objetivos podrían atacar a una gran cantidad de ellos. La realidad es que, en estos dos años transcurridos desde el inicio de las conversaciones, el coste por unidad del F-35A ha disminuido, por lo que, pese a la viabilidad de ambas propuestas, Boeing podría encontrarse con ciertas dificultades a la hora de hacer atractiva esta propuesta a la USAF debido principalmente a la disminución del coste por unidad del F-35A hasta los 90-95 millones de dólares, precio que lo hace competitivo con respecto a las últimas variantes ya existentes del F-15 y del F/A-18, factores que podrían limitar el desarrollo del F-15X considerando incluso una hipotética posibilidad de exportación. No obstante, una adquisición de este tipo no parece estar en absoluto mal vista ni por la USAF ni por el Mando Aéreo de Combate estadounidense (ACC, Air Combat Command), dadas las cualidades del F-15, siempre y cuando el precio por unidad fuera razonable, sin entrar en detalles de cuál sería este. CONCLUSIONES En la década de 1990 y tras la guerra del Golfo (1990-1991), en la que el F-117 Nighthawk se convirtió en el protagonista absoluto de la misma, con el programa ATF (Advanced Tactical Fighter) en pleno desarrollo, la inmensa mayoría de los mandos militares estadounidenses concluyeron, no sin pocos motivos, que la obtención de la supremacía aérea y la posibilidad de desarrollo de operaciones militares de cualquier índole, no podrían conseguirse sin un arma de aviación compuesta práctica y enteramente por activos stealth. Sin embargo, la evolución del panorama geopolítico, así como los enormes costes de adquisición y operativos que suponen el disponer de una flota de aviones de quinta generación, junto con las penalizaciones operativas de las que hacen gala estos –principalmente el radio de acción y la carga de pago, factores últimos en la actualidad directamente proporcionales a la capacidad furtiva del avión, dado que para misiones en las que el factor stealth sea determinante se ha de montar el armamento únicamente en las bahías internas con el objetivo de minimizar la sección transversal de radar al máximo– han hecho volver la vista atrás hacia soluciones ya probadas y capaces de operar con un coste aceptable, sin por ello dejar de ser plenamente eficaces. El F-15 es una de estas REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Diciembre 2018 933


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