fuerzas del Ejército de Tierra en el
oeste, el denominado Oberkommando
West, se encontraba el mariscal
Rundstedt, quien estaba subordinado
al Oberkommando der Wehrmacht
(OKW) de Berlín. Dependían orgánicamente
de Rundstedt el grupo
de ejércitos B (dirigido por el mariscal
Rommel), el G (al mando de general
Blaskowitz, que defendía el sur
de Francia) y el grupo Panzer oeste (al
mando del general Geyr von Schweppenburg).
Tanto el grupo naval oeste
de la Kriegsmarine como la tercera
fuerza aérea de la Luftwaffe recibían
las órdenes por su propia cadena orgánica,
para eliminar la posibilidad de
una respuesta común y coordinada e
incrementar el tiempo de respuesta,
cuando esto era vital para detener
la invasión en las primeras horas.
Esto sucedía a pesar de que, primero
Rundstedt y más tarde Rommel, sugirieran
la importancia de la existencia
de un mando único, lo cual no fue
atendido por el OKW.
Infantes alemanes oteando el cielo en busca de aviones enemigos
El mariscal Gerd
von Rundstedt
seguía la máxima
que dice «El
que defiende
todo acaba
defendiendo
nada»
El mariscal Gerd von Rundstedt había
50 / Revista Ejército n.º 950 • junio 2020
participado en la Primera Guerra
Mundial como oficial de Estado Mayor
y, ya en la Segunda, en las campañas
de Polonia, Francia y en la invasión
de la Unión Soviética. Tenía
69 años. El mariscal creía que el despliegue
defensivo de las unidades a lo
largo de toda Europa, desde Noruega
hasta la frontera franco-española,
no era el adecuado. Seguía la máxima
que dice «El que defiende todo acaba
defendiendo nada» y pensaba que
no disponía de unidades ni en número
adecuado ni de calidad suficiente
para hacer frente a la invasión. Pensaba
que el denominado Muro Atlántico
no era más que un engaño de propaganda
y opinaba que, en el mejor de
los casos, retrasaría a las fuerzas atacantes.
Asesorado por su subordinado,
el general Geyr von Schweppenburg,
jefe del grupo Panzer oeste, y en
consonancia con el general Guderian,
uno de los principales organizadores
del arma Panzer, pensaba que la mejor
manera de derrotar la invasión era
desplegar en la costa las unidades de
guarnición como una pantalla defensiva,
aprovechando las fortificaciones
existentes, y disponer de las unidades
Panzer y mecanizadas en las zonas