industria y tecnología
El BAM-IS va a tomar el relevo del veterano A-20 Neptuno,
en servicio desde hace más de tres décadas
trabajo» y podrá alcanzar los 3.000 metros
de profundidad. Tanto uno como
otro dispondrán de dos brazos articulados
con distintos accesorios de corte.
Para mantener con vida a la dotación de
un submarino posado en el lecho marino
entre los 300 y 600 metros, ambos
cuentan con la gran ventaja de que, por
control remoto, podrán conectar mangueras
de ventilación para inyectar aire
fresco y extraer el viciado. El Neptuno
también dispone de dos ROV, pero tienen
menor capacidad de actuación.
También contará con un vehículo robótico
totalmente automático del tipo
AUV (Autonomous Underwater Vehicle). Con
forma de torpedo y dedicado a rastrear
hasta una profundidad mínima de 3.000
metros, su ordenador a bordo se cargará
con un programa informático para llevar
a cabo tareas de búsqueda y localización
de los objetos que se desea encontrar. Los
dos ROV y el AUV se complementan con
un avanzado sonar remolcado de barrido
lateral, que transmitirá al barco imágenes
en tiempo real, y con un sistema fijado al
casco del buque basado en dos ecosondas,
una monohaz y otra multihaz.
Su segunda misión en orden de importancia
será el rescate de las dotaciones
de submarinos siniestrados y
posados en el fondo marino. En otras
palabras, extraer sanos y salvos a todos
aquellos que se encuentran encerrados
y aislados a profundidades que pueden
alcanzar centenares de metros de agua.
Se trata de operaciones de gran complejidad
y elevado riesgo, que suelen exigir
la participación de un amplio dispositivo
aeronaval, que en muchas ocasiones
requiere una exquisita coordinación internacional.
El principal salto adelante de la nueva
plataforma es que será certificada como
«buque madre» para poder alojar y utilizar
los dos principales batiscafos tripulados
occidentales con capacidad para
llevar a cabo operaciones de rescate de
submarinos. Son el mini submarino SRDRS
de la Marina de Estados Unidos y
el NSRS de la OTAN, concebidos para
la extracción y escape de personas atrapadas
hasta los 610 metros.
POSICIONAMIENTO DINÁMICO
Esa certificación supone que podrá albergar
al menos un batiscafo tripulado,
mini submarinos diseñados para efectuar
inmersiones a gran profundidad y
resistir presiones muy elevadas. Estos
sumergibles especiales están adaptados
para «acoplarse al submarino averiado,
igualar las presiones de uno y otro y
de forma progresiva extraer a la tripulación
atrapada», explica el capitán de
corbeta Mínguez.
Precisamente las operaciones de rescate
quedan fuera del ámbito de actuación
del Neptuno, aunque es capaz de
asumir acciones de apoyo a las mismas.
El motivo son las muy limitadas dimensiones
de su cubierta, que impiden alojar
los voluminosos medios de rescate.
También su límite de intervención, que
llega únicamente hasta los 600 metros
de profundidad.
Una importante carencia del Neptuno
que si incorporará el nuevo buque y que
conlleva una enorme mejora tecnológica
será un sistema de posicionamiento
dinámico de doble redundancia, equipamiento
que debe integrarse durante
la fase de construcción del barco al estar
ligado al control de la plataforma.
Esta mejora significa que el BAM-IS
será capaz de mantenerse estabilizado
de forma totalmente automática en una
posición preestablecida. Se consigue
gracias a un sofisticado programa informático
cargado en el ordenador principal
de a bordo, que aloja un modelo
matemático que integra los datos de
los sensores de posición del barco y los
combina con los efectos del viento, las
olas, corrientes y girocompases.
El ordenador obtiene en tiempo real
la posición geo referenciada del barco y,
de modo instantáneo, regula el funcionamiento
de la planta propulsora y las hélices.
El resultado es un vector de fuerzas
que consigue que el BAM-IS conserve
en todo momento su posición. La gran
ventaja que aporta es que permite realizar
operaciones a flote cuando el lecho
de la mar se encuentra a profundidades
superiores a la intervención humana (90
metros), existen tuberías o cables submarinos
y no es posible fondear.
La planta propulsora contará con dos
líneas de ejes que desarrollarán la potencia
necesaria para alcanzar un mínimo
de 15 nudos de velocidad sostenida. Sus
equipos de mando y control dispondrán
de comunicaciones vía satélite
Armada
A pesar de su antigüedad, el A-20 Neptuno sigue cumpliendo las misiones para las que
fue concebido.
42 Revista Española de Defensa Diciembre 2020