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dossier Analizando el camino recorrido hasta ahora por naciones de nuestro entorno en el ámbito de la vigilancia espacial, y teniendo en cuenta que cada país tiene su propio nivel de ambición en cuanto a la implementación de la capacidad, como posibles referentes observamos lo siguiente: • Canadá creó su Célula de Operaciones Espaciales (CANSpOC) en el año 2012 con una plantilla de 4 personas y cuenta actualmente con una plantilla de 34 personas, todas ellas militares. Previsiblemente, en 2021 contará con una plantilla de 73 personas, incluyendo 18 civiles. • Alemania creó el German Space Situational Awareness Center (GSSAC) en el año 2011 y en el año 2014 ya contaba con una plantilla de 30 personas. Actualmente su plantilla es de 58 personas, incluyendo 2 oficiales de enlace (Francia y EE. UU.), con un 20 % de personal civil de la Agencia Espacial Alemana (DLR, Deutsches Zentrum für Luft und Raumfahrt) y con el objetivo de que la plantilla llegue a las 100 personas en el año 2021. En el futuro, cuando la capacidad esté más consolidada, se deberá valorar la opción de disponer de oficiales de enlace en centros de operaciones espaciales de países aliados. CONCLUSIÓN Es necesario garantizar el acceso continuado y sin restricciones a las capacidades que se obtienen a través del espacio, tanto para preservar el bienestar de la sociedad como para permitir una conducción de las operaciones eficiente. Por ello es imprescindible potenciar la capacidad de vigilancia espacial en España tanto en su contexto civil como militar a través del desarrollo de la capacidad y de acuerdos internacionales de intercambio de datos. El Ejército del Aire, por su naturaleza y por su fuerte vocación conjunta, se encuentra especialmente vinculado a todo lo relacionado con el dominio aeroespacial. Aunque en el ámbito de la vigilancia espacial el recorrido no ha hecho sino empezar; se han venido ejecutando diferentes acciones en distintos ámbitos y se están planeando otras a corto, medio y largo plazo, que deben permitir al Ejército del Aire desarrollar el papel relevante que le corresponde en todo aquello relativo a la vigilancia espacial en un contexto global de seguridad y defensa. Como siempre, habrá grandes retos y desafíos en este camino que habrá que afrontar y que requerirán importantes esfuerzos. Entre ellos, cabe destacar el dotar al personal del Ejército del Aire de los conocimientos y la formación adecuados para desarrollar de la forma más eficiente posible la vigilancia espacial. Además, no nos podemos olvidar de que habrá que impulsar esta nueva capacidad en un contexto financiero en el seno del Ministerio de Defensa muy restringido, y en un contexto de recursos humanos, donde el Ejército del Aire ya ha puesto de manifiesto en reiteradas ocasiones las necesidades de personal adicional. No obstante, no me cabe ninguna duda de que el proyecto saldrá adelante con éxito. Daños en un panel solar en el telescopio espacial Hubble Daños en una antena en el telescopio espacial Hubble Daños en el radiador del shuttle Endeavour 664 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Septiembre 2018


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