En defensa de los carros de combate en el Arma de Caballería (1ª parte) - Luis Ángel Rodríguez Delegado coronel de caballería (Reserva)

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Orgánica y Materiales el incremento en exceso de la temperatura de la electrónica, provocando algunas disfunciones en los sistemas de torre. Para paliar los efectos sobre la electrónica de las altas temperaturas del motor y de los sistemas hidráulicos durante periodos prolongados se ha propuesto la mejora del sistema de aire acondicionado. Por último, se ha considerado conveniente la instalación de un sistema de sujeción para el transporte del utillaje de remolque (V de remolque). Sería conveniente que todos los vehículos dispusieran de este sistema de anclaje y que al menos uno por sección lleve el utillaje de remolque. En resumen son muchas las propuestas de mejora que se han planteado para el VRCC, algunas de sencilla solución y otras no tanto debido principalmente a las limitaciones de diseño que implica. En cualquier caso se ha tratado de trasladar las propuestas basadas en la experiencia del personal que actualmente trabaja con el VRCC y que se orientan a que dicho vehículo disponga de unas capacidades actualizadas que le permitan cumplir sus misiones en las mejores condiciones durante el tiempo que le resta de vida operativa. EN DEFENSA DE LOS CARROS DE COMBATE EN EL ARMA DE CABALLERÍA (1ª PARTE) Luis Ángel Rodríguez Delegado coronel de Caballería (Reserva) Memorial de Caballería, n.º 86 - Diciembre 2018 49 Introducción En opinión de muchos expertos y en la mía propia, el carro de combate (CC) es uno de los recursos que, en numerosas situaciones tácticas, una unidad militar necesitará para lograr con éxito el cometido encomendado. Sin embargo, la experiencia ha demostrado que con posterioridad al éxito en una guerra y pese a que, paradójicamente, este ingenio haya resultado decisivo, en muchos casos ha pasado repentinamente a ser uno de los más cuestionados con tendencia a prescindir de él hasta casi dejarlo en el olvido. Eso sí, esto ha sucedido durante diversas etapas temporales hasta que se ha revalorizado cuando ha vuelto a hacer falta. Si nos ceñimos al terreno de la Caballería, el CC se mantiene de momento pero, en línea con lo expuesto en el párrafo anterior, he llegado a oír comentarios sobre lo negativo que suponía mantenerlo en las plantillas de nuestras unidades de forma que, para preservar o garantizar el futuro de nuestro Arma, se debería recurrir a las ruedas de forma definitiva. A mí, personalmente, me ha sorprendido ese razonamiento del que, por otra parte, no puedo estar más en desacuerdo. De una forma más contundente, considero que esta tendencia es un error grave que podría acarrear unas consecuencias muy negativas e irreversibles y en caso de materializarse supondría un grave perjuicio que, incluso, podría hacer peligrar la supervivencia de los jinetes. Este rechazo al CC, tal vez tenga que ver con los costes del material, la complejidad de su mantenimiento, la dificultad que entraña su traslado a zonas de operaciones2, etc., pero no deberían olvidarse las capacidades operativas que aporta en una situación de combate. Lo iremos recordando más adelante. 2 A priori esa dificultad podría influir en la capacidad de proyección de las unidades, pero no nos olvidemos que debe ser el Estado el que ponga los medios necesarios para facilitar este cometido, por lo que este factor no debería ser motivo de rechazo alguno hacia el CC.


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