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REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 844

ARCHER, los GRIM y los SHOCK siempre se les puede escapar alguno. Salimos. Continúan los disparos. Aviones enemigos simulan despegar desde sus bases. Veo proyectados en mi mapa digital como mis compañeros extranjeros acometen a las trazas enemigas de nuestra ruta pero... ¡el controlador nos advierte sobre un contacto inadvertido! Posiblemente volaba muy bajo y nadie le ha visto. Un piloto americano nos aconseja virar al sur para crear distancia. Demasiado tarde, mi alertador de amenazas indica que me han detectado. Digo por radio “punto cuatro blocado” y los cuatro aviones de la formación reaccionamos automáticamente. El líder le da la cara y le busca con su radar, el punto dos busca a su alrededor (¡inteligencia nos contó que atacan por parejas!), los puntos tres y cuatro nos damos la vuelta, lanzamos contramedidas y esperamos tensos. Silencio. Segundos más tarde, nuestros compañeros han disparado y derribado a dos contactos. Yo ya no estoy blocado. He estado cerca de ser derribado. Apuntamos de nuevo hacia el polvorín. Llevamos minutos escuchando disparos por la radio, ahora de manera entrecortada. Nos están perturbando las comunicaciones. No pasa nada, nuestros radares y el Link-16 nos indican que, posiblemente, los enemigos no van a ser capaces de amenazar de nuevo nuestra ruta. En un minuto llegamos a la zona del objetivo. Ya está, hemos llegado y es hora de apuntar los sensores hacia el polvorín y de localizar visualmente el objetivo. A ver... ¡Ahí está! Puedo ver el polvorín en la pantalla izquierda. Se ve tal y como nos lo mostró inteligencia. Estoy listo, selecciono una bomba guiada por GPS que guiaré con láser ante el riesgo de que la señal GPS sea perturbada. El líder y el punto dos ya han lanzado sus bombas. Nos toca a nosotros pero... ¡no podía ser tan fácil!, ¡los alertadores indican que un SA-6 nos ha localizado! Reaccionamos agresivamente, miramos al suelo y vemos el lanzamiento del cohete de humo que simula ser un misil real. Lanzamos contramedidas, maniobramos con posquemador Pilotos del Ala 12 momentos antes del lanzamiento. y seis G´s de aceleración y... ¡alivio¡ Parece que hemos roto el blocaje. A causa de los dos ataques recibidos nos hemos retrasado y solo nos quedan dos minutos para lanzar las bombas. Rápidamente nos damos la vuelta, apuntamos los sensores de nuevo, vemos la imagen, corregimos puntería, encendemos el láser, nos colocamos, tres, dos, uno y... lanzamos. Vámonos de aquí. Salimos de allí a toda prisa, comprobamos combustible y observamos cómo se presenta la situación aérea. Bien, parece que la ruta de vuelta está asegurada (¡en la misión de ayer fuimos atacados durante la vuelta!). Libramos la zona de operaciones. Gracias al trabajo de todos los implicados hemos sido capaces de llevar a cabo una misión difícil y compleja. Terminada la misión, los aviones de ambos bandos coordinan por radio su recuperación en la Base Aérea de Leeuwarden. La parte difícil ya está hecha. Ya sólo nos queda aterrizar, los aviones han venido bien, tan sólo arreglar alguna avería menor, descargar los datos grabados durante el vuelo, informar del resultado de la misión, revisar los equipos de vuelo, analizar entre todos los pilotos cómo podemos mejorar la ejecución de futuras misiones y, por último, salir de la Base antes de las 18:00L para descansar hasta mañana. Mecánicos del Ala 12 momentos antes del rodaje de los aviones. REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Junio 2015 509


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