Nuestro Museo

REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 828

Nuestro Museo LA ERA SUPERSÓNICA LLEGA A ESPAÑA • LOCKHEED F-104G Y TF-104G En el marco de los Acuerdos de Amistad y Cooperación con los Estados Unidos, renovados en 1963, la USAF con cargo a sus presupuestos de ese año, encargó a la firma Canadair 18 monoplazas F- 104G y dos biplazas TF-104G, destinados a modernizar los efectivos de caza del Ejército del Aire. Su estilizado fuselaje estaba formado por un tubular monocasco de duraluminio reforzado con acero y titanio, que aloja en su interior al piloto, al motor y los imprescindibles equipos electrónicos. Impulsado por un potentísimo General Electric J- F-104-G-15 en el Museo con el emblema del Escuadrón. 79-GE-11A con un empuje de 4.700 kg. en potencia militar y 7.325 kg. con postquemador. Sus planos rectos y muy cortos, tenían un grosor de unas tres pulgadas, situados con un diedro negativo, y carentes de costillas. Los mandos son hidráulicos, así como el accionamiento del tren de aterrizaje, aerofrenos y frenos. Los flaps Museo de Aeronáutica y Astronáutica Museo del Aire de borde de ataque y salida y el antihielo se operan eléctricamente. Armado con un cañón Vulcan M-61 de 20 mm., capaz de realizar 100 disparos por segundo, podría asimismo llevar dos misiles Sidewinder (opcionalmente 4) y 1.800 kg. de bombas. El avión estaba equipado con un navegador inercial LN-3 Litton y asiento lanzable con un sistema automático de retracción de pies mediante cables arriostrados a las botas de vuelo por unas “espuelas”. Todo ello hacía del Starfighter un avión espectacular, que significó para nuestro Ejército del Aire el salto de la época subsónica a la de Mach 2. Puesto en servicio por la USAF en enero de 1958, se recepcionaron 300 F-104 de la versión A y C. La versión G, basada en el C, fue mejorada y reforzada para el ataque al suelo. Construidos en numerosos países, además de los EEUU (Bélgica, Holanda, Alemania, Italia, Canadá y Japón), más de 2.280 aviones surcan los cielos, y lo convierten en el caza estándar de la OTAN. Fácil de volar para un piloto experto, no lo era para uno novel (su velocidad mínima era de 230 km/h); se creó alrededor de él una cierta fama de “widow maker” (fabricante de viudas) por causa del gran número de accidentes, sobre todo en Alemania. Esto no sucedió en España, pues durante sus siete años y medio de servicio en nuestro Ejército del Aire y tras más de 17.000 horas de vuelo no se produjo ningún accidente de importancia, quizás, entre otros motivos, por la previsión del Mando que exigía para poder ser destinado a la unidad más de 500 horas de vuelo en material reactor. La llegada de los primeros F-104G a España se produjo el 15 de enero de 1965, con el desembarco en Rota de cinco monoplazas y dos biplazas, con la denominación en el Ejército del Aire C.8 y CE.8. Fueron recepcionados a lo largo de ese año un total de 20 aviones, de los cuales 18 eran monoplazas. Más tarde, se decidió comprar un nuevo biplaza por vía directa a la empresa Lockheed. Todos son destinados al 161 Escuadrón del Ala 16 con base en Torrejón, que, en noviembre de 1967 pasó a denominarse 104 Escuadrón. Un total de 48 pilotos tuvieron la fortuna de volar en este avión para vigilar nuestro espacio aéreo, realizando todo tipo de misiones y colaborando con la OTAN en numerosos ejercicios. El 21 de mayo de 1972 fue disuelto oficialmente el 104 Escuadrón (y sus aviones transferidos a Grecia y Turquía) que durante más de siete años había sido la unidad puntera de la Defensa. El F-104G que se exhibe en una de las plataformas exteriores del Museo de Aeronáutica y Astronáutica, fue cedido por la Luftwaffe en 1985. 938 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Noviembre 2013


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