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Las características técnicas del vehículo que está siendo diseñado ahora mismo favorecerán el análisis de un amplio pero concreto rango de planetas extrasolares que podríamos clasificar por su masa: desde las supertierras (algo mayores que nuestro mundo, pero siempre de aspecto rocoso) hasta los gigantes gaseosos (parecidos a Júpiter o Saturno). Todos ellos estarán relativamente próximos a sus estrellas y por tanto se encontrarán bastante calientes (algunos a más de 600 K). Estos cuerpos serán suficientemente grandes como para tener atmósferas abundantes y bien mezcladas, presentando un mínimo de condensación, y por tanto estarán muy al alcance de los instrumentos del observatorio ARIEL, los cuales podrán distinguir entre sus componentes químicos. Se espera trabajar con una muestra de unos mil planetas, de manera simultánea en el visible y en el infrarrojo, aunque no se descarta observar otros nuevos que vayan siendo descubiertos durante la fase de operaciones, y en función del interés que puedan despertar entre los científicos. Como otros satélites lanzados con anterioridad dedicados al estudio de planetas extrasolares, el nuevo ARIEL contemplará aquellos que, desde nuestra perspectiva, pasen por delante de su estrella, de modo que la luz de esta atravesará su atmósfera y llegará hasta el telescopio con información sobre su composición, gracias a las longitudes de onda absorbidas por los elementos químicos presentes en ella. El observatorio verá disminuir ligeramente la luz de la estrella cuando el planeta la eclipse al pasar por delante de ella, y ello permitirá calcular algunas de sus características, como su órbita y dimensiones. ARIEL podrá medir esa disminución de la luminosidad con una precisión de entre 10 y 100 partes por millón. Los instrumentos permitirán además hacer fotometría y espectroscopía en las longitudes de onda del visible y el infrarrojo, así como vigilar la actividad estelar de las estrellas anfitrionas, que serán en su mayoría de tipo F a M, especialmente aptas para sistemas planetarios de larga duración y por tanto propiciatorios de fenómenos de desarrollo longevos, como lo es la vida. Más en concreto, los estudios fotométricos en el visible y en el infrarrojo cubrirían las longitudes de onda de 0,50 a 0,55 μm, de 0,8 a 1,0 μm y de 1,0 a 1,2 μm. En cuanto a la espectroscopía, se usarán dos canales de resolución media (1,95-3,9 μm y 3,9-7,8 μm) y uno de baja resolución (1,25-1,95 μm). La simultaneidad de las observaciones y la amplitud del rango espectrométrico prometen una buena calidad y mayor seguridad en los resultados. Los instrumentos que se embarcarán en el nuevo observatorio serán los siguientes: en primer lugar el ARIEL medium resolution InfraRed Spectrometer (AIRS) (que cubrirá un rango de 1,95 a 7,80 μm) y en segundo lugar el Fine Este es el aspecto que tendrá el cohete Ariane que se utilizará para lanzar a la ARIEL. (Imagen: ESA–David Ducros, 2017) Diseño preliminar del vehículo ARIEL. (Imagen: ESA) 866 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Noviembre 2018


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