un visor electrónico denominado Head
Up Display (HUD) para acceder con un
solo golpe de vista a todos los datos de
navegación y de misión, así como un
sistema de control de palancas y mandos
de gases denominado Handson Throble
and Stick (HOTAS) que es manejado
con los dedos de una sola mano.
Antes de introducir estas mejoras en
los 22 reactores con los que contaba entonces
la unidad de Talavera la Real, los
mandos del Ala 23 y sus instructores y
alumnos ya consideraban el F-5B como
una plataforma de adiestramiento excelente
dado su elevado rendimiento. Con
los trabajos de renovación llevados a
cabo por Airbus de nuevo en la factoría
de Getafe, el Ejército del Aire continua
disponiendo de un avión de enseñanza
de bajo coste y fácil mantenimiento a la
altura de otros entrenadores avanzados
de superiores características, como si se
hubiera puesto a cero el contador de sus
capacidades aeronáuticas para seguir
formando a las tripulaciones de vuelo
de los F-18 y Eurofighter, en principio
hasta 2020, cuando cumpliría, precisamente,
50 años de servicio, todo un record
de supervivencia.
EFICAZ, ÁGIL Y NOBLE
Los primeros F-5B entregados por
CASA al Ejército del Aire cinco décadas
atrás no desplegaron de inicio en la base
aérea de Talavera la Real, sino que lo hicieron
en la de Morón (Sevilla) a finales
de la década de los 60 junto a los veteranos
Saeta para que sus pilotos se adiestraran
en la nueva plataforma antes de
la llegada inminente de la versión monoplaza,
el F5-A. Completada la sustitución
de los T-33, los biplaza se trasladarían a
Talavera la Real para sumarse a los desplegados
allí desde finales de 1970.
«Recuerdo mi primer día en el puesto
delantero del F-5B. Amplio y cómodo,
todo a mano. Era como un sueño
para todos nosotros que sabíamos la envidia
de compañeros y amigos del Ejército
del Aire al estrenarlo en exclusiva»,
escribía en las páginas del boletín informativo
del Museo de Aeronáutica y Astronáutica
de 2011 el coronel retirado
José Clemente Esquerdo, reactorista a
los mandos del Saeta en la base de Morón
allá por los años sesenta. «...Patada
en el trasero al meter postquemador y el
avión aceleraba con mucha alegría hasta
alcanzar los 150 nudos de la rotación.
Un alumno y su
profesor, de regreso a
la base tras realizar un
vuelo de instrucción.
Al aire, tren y flaps arriba (…). La velocidad
subiendo. Íbamos montados en
una nube, pues los planos no se veían
en la posición normal del piloto delantero
(…). Sí, casi tan fácil de llevar como
una bicicleta. Eso nos parecía el F-5 a
nosotros, jóvenes tenientes (…)».
Estas sensaciones siguen siendo las
mismas que el F-5M biplaza despierta
todavía hoy, 50 años después, entre los
alumnos del Ala 23: las de un avión moderno
y polivalente, eficaz y de noble
comportamiento y de mantenimiento
sencillo, entre otras muchas características,
lo que le convierte en el avión con
la más elevada relación disponibilidad/
coste de todas lo que ha tenido el Ejército
del Aire.
Cuando a finales de la presente década
sea dado de baja, el hueco dejado
en la línea de vuelo de la base aérea de
Talavera la Real será ocupado por un
nuevo entrenador avanzado, todavía
por determinar, que no solo mejorará
la transición de los nuevos pilotos a las
unidades de conversión de los escuadrones
de caza y ataque del Eurofighter,
sino también a las de su sustituto, el futuro
sistema de combate aéreo (FCAS,
por sus siglas en inglés), de sexta generación,
un proyecto puramente europeo
que desarrollarán de manera conjunta
Alemania, España y Francia para que
pueda estar operativo en torno a 2040.
José Luis Expósito
Fotos: Pepe Díaz
Noviembre 2020 Revista Española de Defensa 43