internacional
España estuvo allí
BOSNIA-HERZEGOVINA ha sido la misión más prolongada de las
Fuerzas Armadas españolas y una de las más complejas y dramáticas
(fallecieron veintidós militares y un intérprete) pero, al
mismo tiempo, una de las que más satisfacciones ha producido. Militares
españoles de los tres Ejércitos fueron testigos y partícipes de cómo
cambió la realidad del país que encontraron al llegar en noviembre de
2002 (devastado por una guerra que costó más de 100.000 muertos
y casi dos millones de desplazados) al que dejaron en noviembre de
2010 cuando se replegó el último contingente español. Fueron casi dos
décadas en las que 46.000 militares —desplegados en sucesivas misiones
y rotaciones— trabajaron para que el pueblo de Bosnia recuperara
la paz y, después, velar por su seguridad y bienestar para construir
un futuro en democracia.
Y se consiguió.
El primer contingente
terrestre se integró
en las Fuerzas de
Protección de la ONU
(UNPROFOR). Era
el invierno de 1992,
en plena guerra, y
los bombardeos y las
nevadas habían inutilizado
las principales
rutas para el suministro
de ayuda humanitaria
hasta las asediadas
poblaciones del centro
de país. La carretera
del valle del río Neretva,
arteria natural
entre el mar Adriático
y Sarajevo, era la única
vía medianamente
practicable. Los camioneros
de las agencias
Monumento en Mostar en honor a los soldados españoles fallecidos.
humanitarias denominaban a este itinerario la «ruta de la muerte» por
los continuos saqueos y agresiones que les infringían los combatientes.
Los cascos azules españoles asumieron la tarea de organizar y escoltar
los convoyes a lo largo del curso del río. Pronto, este trayecto sería
conocido en todo el país como «la ruta de la vida» y, también como «la
ruta de los españoles».
Tras los Acuerdos de Dayton la Alianza Atlántica tomó el relevo de
la responsabilidad de la misión para imponer la paz e iniciar la reconstrucción
del país. Poco a poco y según evolucionaban las condiciones,
el contingente español fue reduciendo sus efectivos y adecuando sus
mandatos a la nueva realidad. Se integraron primero en la Fuerza de
Implementación (IFOR) y, desde diciembre de 1996 en la Fuerza de
Estabilización (SFOR). A finales de 2004 se realizó la transferencia de
autoridad entre la OTAN y la Unión Europea que desplegó en el país
una de sus primeras misiones PESC (Política Exterior y de Seguridad
Común), la operación Eufor Althea. De las tres áreas de responsabilidad
en que se dividió el territorio bosnio a efectos de la operación,
España se integró desde el primer momento en la Fuerza Multinacional
Sur Este, en la que compartía liderazgo con Alemania, Francia e Italia.
En 2007 y gracias a los avances logrados en la aplicación de los acuerdos
de Dayton, se inició un proceso de reducción de Althea que implicó
una redistribución de la fuerza y su despliegue en un único batallón
multinacional. Como consecuencia, las tropas españolas salieron de
Mostar y se integraron en el cuartel general de EUFOR en Camp Butmir
(Sarajevo) y en cuatro equipos de observación y enlace (LOT) desplegados
por todo el país para convivir con la población y tomar el pulso
de la situación social. En el Consejo Europeo de enero de 2010, la UE
decidió transformar la operación Althea incorporando un elemento no
ejecutivo de formación y asesoramiento del Ejército y el Ministerio de
Defensa bosnios. Actualmente, hay tres militares españoles destinados
en el cuartel general de esta misión en Sarajevo.
Pero, además del
Ejército de Tierra, también
la Armada y el Ejército
del Aire contribuyeron
a llevar la paz a Bosnia-
Herzegovina. Desde los
primeros momentos del
conflicto, buques españoles
se integraron en diversas
operaciones navales
de vigilancia y embargo
en el mar Adriático. entre
1992 y 1996. Ya a finales
de 1991, las Naciones
Unidas impusieron un
embargo total de armas
y material a la antigua
Yugoslavia; el bloque fue
asumido por la OTAN y la
entonces existente UEO.
Tras sucesivas misiones
de una y otra organización
—dado el cariz de
los acontecimientos, la
Jorge Mata
ONU autorizó en 1993 a parar, abordar y apoderarse de cualquier
buque sospechoso— todas las unidades se integraron en una única
misión de una fuerza operativa combinada, Sharp Guard. Durante
estos años la Armada española siempre mantuvo, como mínimo, un
buque de guerra en la zona: se desplazaron al Adriático la totalidad de
las fragatas clase Baleares y Santa María —alguna de ellas hasta en
cuatro ocasiones—, el petrolero Marques de la Ensenada y los submarinos
Siroco, Mistral y Tramontana. Respecto al Ejército del Aire, fueron
ocho años de operaciones en las que los aviones y pilotos españoles
demostraron su capacidad operativa en los cielos de Bosnia y Kosovo.
En noviembre de 1994, ocho aviones de combate F-18 Hornet y dos
de reabastecimiento en vuelo KC-130 Hércules llegaban a la base aérea
de Aviano para integrarse en la operación Deny Flight (en la que
ya estaba destinado un CASA C-212) abanderada por la OTAN para
vigilar el espacio aéreo de Bosnia-Herzegovina y proteger a los cascos
azules. Eran los primeros integrantes del destacamento Ícaro que, en
sucesivas rotaciones, formó parte de la misión de la OTAN durante diez
años, hasta su desactivación en julio de 2002.
Rosa Ruiz
Noviembre 2020 Revista Española de Defensa 53