La brigada Galicia VII y el
Tercio Norte de Infantería
de Marina colaboran con la
Xunta para prevenir incendios
forestales mediante la
operación Centinela Gallego
NO apagan incendios, pero evitan que se produzcan.
Son los militares de la Brigada Galicia
VII (BRILAT) y del Tercio Norte de Infantería
de Marina que, desde el 15 de agosto y hasta
el 30 de septiembre, vigilan día y noche los
montes gallegos para prevenir que el fuego los devore. Forman
parte de la operación Centinela Gallego que viene desarrollándose
todos los veranos desde 2008 en colaboración con la Xunta
de Galicia. En ella participan 30 patrullas terrestres que se
distribuyen por 33 municipios de las provincias de Pontevedra,
Orense y La Coruña, las zonas asignadas a los militares
por la Xunta. Estas patrullas se mueven en vehículos Anibal,
todoterrenos equipados con medios de comunicación para
contactar con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado
—responsables de detener, si se diera el caso, a los incendiarios—,
con la UME, con las patrullas forestales y con
las autoridades autonómicas que coordinan todo el operativo
contra los incendios forestales. Cada una de estas patrullas
está formada por dos militares y cuentan con el apoyo de personal
logístico y de coordinación de la operación. En total, en
Centinela Gallego están implicados unos 90 militares.
Las patrullas terrestres cuentan con el apoyo desde el aire
de equipos UAV tipo Raven, aviones no tripulados que pueden
operar tanto de día como de noche, tienen una autonomía
de hasta 90 minutos y un alcance de 15 kilómetros. Si el
riesgo de incendios se incrementara a nivel alto —Centinela
Gallego comienza siempre en nivel medio— se podría utilizar
un helicóptero de vigilancia, aumentar a medio centenar el
número de patrullas, emplear material de ingenieros e incluso
prolongar la operación hasta el 15 de octubre. En situaciones
de riesgo muy alto serían 75 las patrullas militares y dos
los helicópteros de vigilancia. «Tenemos comunicación diaria
con los responsables de la Consejería de Medio Ambiente de
la Xunta para coordinar cuándo y dónde mover nuestros medios
y para actualizar la información en cuanto a riesgos de
incendio y así organizar el despliegue», explica el teniente coronel
Roberto Domínguez, jefe de la oficina de comunicación
de la Brigada.
Además de vigilar los montes y avisar a las Fuerzas y Cuerpos
de Seguridad del Estado cuando observan algún conato
de incendio o a alguien sospechoso, los implicados en Centinela
Gallego tienen otra misión: la disuasión. Su mera presencia
patrullando por la zona, atravesando localidades, hablando
con la gente de los pueblos, hace que los incendiarios se lo
piensen dos veces antes de provocar un fuego. «La población
está encantada y nuestra relación con las autoridades locales
es muy buena, todo son facilidades para nuestras patrullas»,
añade el teniente coronel.
Hasta el 31 de agosto, han sido los primeros en avistar 16
de los 28 incendios, conatos y quemas que se han producido
en su zona de vigilancia, han recorrido más de 105.000 kilómetros
y realizado 1.340 minutos de vuelo con el UAV.
«La implicación del personal de la brigada en esta operación
es grandísima», puntualiza el teniente coronel Domínguez.
Porque la mayoría son gallegos y, en muchos casos, los
fuegos amenazan las casas y tierras de familiares y conocidos.
«Hacemos todo lo posible para que el fuego no se produzca
pero, a veces, es inevitable, y vemos cómo las llamas van a
más… Tenemos nuestro corazoncito y nos duele», concluye.
Elena Tarilonte
Fotos: Pepe Díaz
Septiembre 2021 Revista Española de Defensa 37