páginas del Pañol del Español, que esa pala-bra
no pertenecía ni por asomo a mi vocabu-lario,
como tantísimas otras que vienen en el
Diccionario. Algún día me entretendré (más
bien, temo que me aburriré sobremanera),
contando cuántas ignoro de las casi 90.000
que figuran en la última edición del DLE,
aunque me malicio que necesitaré varios
meses y hasta años para completar la lista. En
todo caso, creo no pecar de engreído si digo
que quizás a no pocos lectores les hubiera
sucedido lo que a mí, si se hubiesen topado
con el término practicón en un documento
firmado nada menos que por el mismísimo
Jorge Juan y Santacilia. Fue la primera vez
que lo leí y estoy convencido de que no lo he
escuchado nunca antes, aunque ya peino
canas sexagenarias.
Firma de Ciprián Autrán
Permítaseme, pues, una brevísima reseña
histórica para poder explicar por qué Jorge
Juan empleó la palabra practicón en un docu-mento
oficial.
En el último tercio del siglo XVIII, con el
marqués de Ensenada en el poder, Jorge Juan
contribuyó a crear una Marina científica de la
que llegó a ser su máximo exponente. El
sabio español, como ya era conocido incluso
por sus coetáneos, estaba convencido de que
para fabricar todo tipo de barcos había que
aunar la ciencia con el conocimiento práctico,
por eso criticó duramente el sistema tradicio-nal
empleado hasta entonces por los construc-tores
Gaztañeta (2) y Autrán (3) a los que
consideraba excelentes carpinteros, con gran
experiencia y habilidad, pero nada más, ya
que, según su parecer (y trascribo sus propias
palabras), «el arte de construir ha tenido la
desgracia de caer siempre en manos de un
mero practicón que por no tener luces de
Geometría y Mecánica, no conoce las propie-dades
de las líneas de fuerza». Además,
remachaba con crudeza que «la práctica no es
distinta de la teórica» porque, advertía, «si no
concuerdan, alguna de las dos está viciada».
Aunque es indiscutible que Jorge Juan no
abogó por crear el Cuerpo de Ingenieros de la
Armada, nadie le puede arrebatar la paterni-dad
de la Ingeniería Naval española, porque
impulsó la formación científica de los oficia-les
del Cuerpo General. Así lo expuso repeti-das
veces en diversos documentos como, por
ejemplo, en el prólogo de su famoso Examen
Marítimo donde escribió que «la fábrica del
navío y otras embarcaciones y sus maniobras
… ninguna dependencia se creyó que tuvie-sen
de la Matemática sin embargo de ser el
todo sino pura Mecánica: ciencia, quizás, la
más difícil y más intrincada del mundo».
PAÑOL DEL ESPAÑOL
(2) José Antonio de Gaztañeta e Iturribalzaga,
guipuzcoano, nacido en 1656.
(3) Ciprián de Autrán y Oliver, francés, naci-do
en Tolón en 1697, llegó a España con 22 años
en calidad de contramaestre de construcción y
fábrica de arboladura.
154 Enero-feb.