TEMAS PROFESIONALES
consideran que el programa de portaviones de la MEPL intenta disponer de
entre cuatro a seis buques de este tipo hacia 2030 (14). Las operaciones
de empleo de los portaviones de la MEPL en el escenario del Lejano Oriente
por el momento estarían concebidas para llevarlas a cabo bajo la protección de
las fuerzas antiintervención en los mares interiores a las cadenas de islas (15),
posiblemente en operaciones de proyección sobre los territorios de las cadenas
de islas. Sin embargo, los portaviones de la MEPL a la vez serían un blanco
codiciado para los misiles de crucero de largo alcance de sus oponentes,
lanzados desde tierra, o desde unidades aéreas, de superficie o submarinas,
que probablemente dispondrían de una capacidad notable de información
sobre los blancos a batir. Así, la seguridad de los portaviones del MEPL
requeriría, tanto en operaciones como en puerto, disponer de una enorme
protección antimisil, al menos hasta neutralizar la capacidad de misiles
desplegada por sus oponentes en y más allá de la primera cadena de islas y
conseguir el control negativo del mar en aguas interiores a la cadena, particu-larmente
bajo la superficie.
Escenarios y situaciones descritos que se podrían extender a otras áreas del
globo sobre las que se establezcan zonas antiintervención, aunque con la
importante diferencia de que solo en el escenario de Asia Oriental y Meridio-nal
es donde la Marina estadounidense y sus aliados tendrían que enfrentarse a
una fuerza oponente con capacidad real de neutralizarlas. En el escenario
europeo, las capacidades submarinas y de misiles antiintervención de Rusia lo
convierten también en algo muy complicado para un potencial oponente, tanto
en los mares Negro y Báltico como en el de Barents, donde cualquier opera-ción
que amenace las capacidades estratégicas nucleares de Rusia debe ser
considerada con extremo cuidado, pero donde las fuerzas en oposición no
serían simétricas y por lo tanto tampoco sus operaciones. Así, la posibilidad
de empleo de misiles antibuque de largo y medio alcance en cualquiera de los
escenarios restringiría el uso de portaviones al exterior de las áreas bajo
amenaza, o bien la entrada de estos buques en ellas necesitaría de una enorme
capacidad de protección antiaérea, antimisil y antisubmarina. Mientras en las
aguas oceánicas abiertas los portaviones seguirían desempeñando un impor-tante
papel para conseguir —en el caso chino— y asegurar —en el america-no—
el control del mar. Sin embargo, no debemos olvidar que en una situa-ción
favorable, estos buques siguen disponiendo de una enorme capacidad de
(14) RICK, Joe: «Predicting the Chinese Navy of 2030», The Diplomat, 15/02/2019,
disponible en https://thediplomat.com/2019/02/predicting-the-chinese-navy-of-2030/, acceso
11/07/2021.
(15) SCOBELL, Andrew; MCMAHON, Michael; CORTEZ A., Cooper III: «China’s Aircraft
Carrier Program: Drivers, Developments, Implications», Naval War College Review, vol. 68,
n.º 4, otoño, art. 7, disponible en https://digital-commons.usnwc.edu/cgi/viewcontent.cgi?arti-cle=
1267&context=nwc-review, acceso 05/09/2021.
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