El escenario naval y el empleo de la fuerza
Como conclusión a lo expuesto en este trabajo, en primer lugar es perti-nente
recordar que los ambientes de guerra son necesariamente físicos, inclu-so
el ciberespacio también necesita un medio físico para sostenerse, y es
precisamente en el ámbito físico donde se producen los efectos del uso, o la
amenaza del uso de la fuerza. Tal como señaló el maestro Clausewitz: «La
guerra es un acto de violencia que intenta obligar al enemigo a someterse a
nuestra voluntad». Si obviamos la violencia que, guste o no, busca crear el
caos y destruir al contrario, tenemos algo que no es guerra y/o conflicto arma-do,
algo ajeno a su naturaleza. Razón por la cual en el futuro, en el Extremo
Oriente o en cualquier otra parte, los conflictos armados continuarán siendo
sangrientos y terribles y en última instancia se resolverán en el ámbito físico.
De ahí que sea imprescindible contar con armas y medios posibilitantes capa-ces
de proporcionar las capacidades de combatir en el ámbito marítimo sobre,
bajo y en la superficie, ya que sin su disponibilidad la fuerza naval pierde su
razón de ser. Por ello, ya estamos viendo —y el futuro aún más— una carrera
por dotarse de buques y otros medios de combate en el ámbito marítimo por
las naciones asiáticas ribereñas de los océanos Pacífico e Índico. Tanto los
Estados Unidos como China, Japón, la India y otras potencias continuarán
dotándose de medios y armas navales cada vez más modernas y capaces, con
los que responder tanto al crecimiento numérico de los eventuales oponentes
en un conflicto, como para obtener, y si es posible sostener, una superioridad
naval en el combate. Ello implica también el desarrollo de nuevos conceptos
de operaciones navales por parte de los Estados Unidos, por el momento, para
hacer frente a las capacidades chinas antiintervención, mientras que China los
necesita para conseguir el control del mar más allá de las actuales burbujas
defensivas que le proporcionan los sistemas antiintervención desplegados, un
control del mar más allá de las cadenas de islas que, hoy por hoy, todavía esta-ría
en manos de la Marina estadounidense y sus aliados.
Todo ello implicará también una evolución significativa de las operaciones
antisubmarinas, antisuperficie e indudablemente para la proyección de fuerza,
tanto desde la mar hacia el continente asiático como desde el continente hacia
las cadenas de islas que definen su periferia este. Unas operaciones en las que
se anticipa el misil, en sus diversos tipos, como el arma principal, y el subma-rino
como el nuevo capital ship, tanto de las operaciones para control del mar
como para la proyección de fuerza, y que requerirán el apoyo imprescindibles
de capacidades posibilitantes tecnológicamente muy avanzadas. Una transfor-mación
que, si bien impulsada principalmente por la competición naval exis-tente
alrededor de la periferia marítima de Asia, ya tiene consecuencias direc-tas
en el diseño de la fuerza y las operaciones navales en el ámbito global y
ciertamente en nuestra propia Armada.
TEMAS PROFESIONALES
2022 81