En profundidad
Proyecto
AZPINDECs: Azul
de Prusia insoluble
como agente
decorporante
de 137Cs y
otras especies
radiactivas y/o
tóxicas
Autores: M. Isabel Fernández Bachiller,
José Luis Novella Robisco, Centro
de Química Aplicada y Biotecnología,
Universidad de Alcalá; Norma Sofía
Torres Pabón, Guillermo Torrado
Durán, Departamento de Ciencias
Biomédicas, Facultad de Farmacia,
Universidad de Alcalá; Manuel Angel
Fernández Rodríguez, Juan Carlos
Flores Serrano, Departamento de
Química Orgánica e Inorgánica,
Facultad de Ciencias, Universidad
de Alcalá; Antonio Juberías Sánchez,
Centro Militar de Farmacia de la
Defensa.
Palabras clave: azul de Prusia, agente
decorporante, bomba sucia, cesio,
radionucleido, talio, tóxico.
Líneas I+D+i ETID relacionadas: 10.2.6.
Introducción
En los últimos años, se ha incremen-tado
la preocupación pública por la
falta de una política clara de protec-ción
frente a la exposición a materia-les
radiactivos y tóxicos, pues son
dos amenazas principales para la
seguridad 1,2. La primera de ellas
está relacionada con la posibilidad de
proliferación de armamento que basa
sus efectos en los daños que pro-duce
la radiación ionizante emitida
por este material. Sin embargo, es
más probable la segunda amenaza,
la posibilidad de empleo terrorista y
la realización de actividades ilícitas
contra las instalaciones donde se uti-liza
o almacena 1,2.
Cualquiera que sea el caso, el impacto
sobre la salud de la población y en
el medio ambiente es severo tanto a
corto como a largo plazo, debido a
la exposición a tóxicos o por gene-ración
de materiales radiactivos,
como radioyodo, actínidos e isótopos
radiactivos 2,3,4. Por ejemplo, la
exposición interna a talio (Tl) radiac-tivo
o no radiactivo y/o a cesio (Cs)
a través de inhalación permite a las
sustancias dañinas su distribución en
todo el cuerpo, fundamentalmente en
los tejidos blandos. Específicamente,
en el caso de los radionucleidos la
liberación de radiación de las partí-culas
beta y gamma incrementa el
riesgo de cáncer.
El Tl tanto radiactivo como no, se con-sidera
uno de los elementos metálicos
más tóxicos a nivel mundial, debido a
las propiedades fisicoquímicas de sus
sales que favorecen su rápida absor-ción
y llegada a los tejidos en donde
pueden perdurar al menos 4 meses
después de su ingesta, generando
severos problemas gastrointestinales,
neurológicos y en algunos casos con-duciendo
a la muerte 5.
El desarrollo de antídotos eficaces
para contrarrestar este tipo de ame-nazas
tanto para la salud como para
el medio ambiente 6,7, debe tener
en cuenta que el proceso de descon-taminación
y/o decorporación depen-derá
del tipo de radionucleido, de la
vía de entrada al organismo (inhala-ción,
ingestión o través de heridas),
de las propiedades fisicoquímicas
y en mayor medida, de la solubili-dad.
Aunque estas variables dificul-tan
el establecimiento de un tiempo
de actuación claro, es evidente que
cualquier estrategia debe implemen-tar
rápidamente un tratamiento de
descontaminación interna de choque,
que en el en el caso de un incidente
radiológico importante, como es el
caso de bomba sucia “dirty bomb”,
evite o mitigue los efectos sobre la
salud a largo plazo 4, 8.
Agentes decorporantes
Los agentes con la propiedad de con-trarrestar
el daño causado por radio-nucleidos
y/o tóxicos como el Cs y
el Tl sobre los seres vivos y el medio
ambiente se denominan agentes
decorporantes por su propiedad de
atrapar las sustancias tóxicas dentro
de su estructura molecular y disminuir
el impacto negativo que estos provo-can
9.
El azul de prusia (AP) pertenece al
grupo de compuestos denominados
organometálicos del subtipo MOFs
“metal organic frameworks”, y en
este caso constituido por un mismo
elemento metálico, hierro (Fe), en dos
estados de oxidación diferentes, Fe(II)
y Fe(III), que forman parte de un entra-mado
tridimensional al unirse a ligan-dos
cianuro (CN–). El AP forma una
red cristalina tridimensional con poro-sidad
permanente, característica de
los MOFs, el cual se preparó por pri-mera
vez como pigmento inorgánico
en 1704, fue muy utilizado para teñir
los uniformes del ejército prusiano y,
después, el alemán hasta la Primera
Guerra Mundial.1 A partir del año 1970
se recomendó como antídoto para el
tratamiento por intoxicación con Tl
y como agente decorporante de los
radioisótopos de 134Cs y 137Cs 4.
Después del accidente nuclear de
Chernobyl en el año 1986 y del inci-dente
en Goiänia (Brasil) un año des-pués,
se intensificaron los estudios
sobre la capacidad decorporante del
AP a gran escala en animales y en
humanos, en los que había una clara
contaminación interna con radioce-sio.
Los resultados de estos estudios
mostraron disminución del tiempo
medio de residencia del 137Cs en el
organismo en función de la dosis
11,12.
Después del accidente nuclear de
Fukushima, en el 2011, se produjo la
liberación de una gran cantidad de
radionucleidos al medio ambiente,
fundamentalmente 131I, 137Cs, 134Cs,
90Sr, 96Zr, de entre los que los isótopos
de Cs (137Cs, 134Cs) centraron mayor
preocupación debido fundamental-mente
a sus propiedades específicas,
como su elevada solubilidad, que
favorece su migración a través del
cuerpo, comportándose con un per-fil
biológico semejante al potasio y el
sodio. El 137Cs se caracteriza por emi-tir
una gran cantidad de rayos gamma
que es la radiación más energética y
perjudicial para los humanos, además
del hecho de que el 137Cs tiene una
vida media (t½) relativamente larga, de
30 años, mientras que el 134Cs sólo de
dos años 12.
Para eliminar de forma eficiente las
especies radiactivas de alta energía
del cuerpo y del medio ambiente se
han considerado diferentes métodos
como precipitación, extracción, vola-tilización,
adsorción e intercambio
iónico 8,13,14.
De todos ellos, la adsorción y el inter-cambio
iónico son procedimientos
simples, efectivos y económicos, que
1 h t t p s : / / w e b . a r c h i v e . o r g /
web/20070927200759/http://miniatures.
de/html/ger/preussisch-blau.html
Boletín de Observación Tecnológica en Defensa n.º 69. Segundo trimestre 2021 21