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REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 845

salida, aunque fuera para disfrutar de unas cortas vacaciones. El Mossad, acostumbrado a enfrentarse a situaciones casi imposibles, trazó un plan que resultó totalmente exitoso. Con todo secreto facilitaron a Roufa una cápsula farmacéutica que debían dar a uno de los hijos del piloto. A los cuatro días de haberla ingerido el niño mostró inequívocos síntomas de una poliomielitis aguda que requería un tratamiento inmediato. De este modo Roufa obtuvo permiso para que su esposa y el niño pudieran viajar a Londres a fin de que fuera examinado por un especialista inglés. El otro niño también obtuvo permiso, ya que se consideró que el padre no podría cuidar adecuadamente de él. Tras hacer escala en Chipre la familia llegó a su destino londinense. Una vez confirmado que todo iba bien, el capitán Mounir Roufa preparó su fuga. Escogió hacerlo entre los días 10 y 24 de agosto, de acuerdo con los vuelos que se le iban a asignar. En Israel se mantuvo «A mediados de los sesenta, Egipto, Siria e Irak tenían encuadrados en sus fuerzas aéreas aviones Mig-21, el logro más avanzado de la industria de la URSS en lo que se refiere a la aviación de caza»e un estricto secreto y únicamente media docena de personas estaban al corriente de lo que iba a ocurrir: el primer ministro y a la vez ministro de Defensa Levi Eshkol, que con el tiempo había sustituido a Ben Gurion; el jefe del Estado Mayor general Isaac Rabin, y “Motti” Hod, el sucesor del general Ezer Weizman en el mando de la Fuerza Aérea. Evidentemente otra persona que estaba en el secreto era el general Meir Amit (1991-2009), el nuevo jefe del Mossad. el piloto de pruebas israelí Danny Shapira ante el Mig-21, avión ampliamente probado en vuelo. El día 9 de agosto y con todas las cautelas, el mando de la Fuerza Aérea ordenó a todos los jefes de escuadrón no abrir fuego bajo ningún concepto contra un avión no identificado que llegara del este a una altura aproximada de 35.000 pies. A pesar de todo, “Motti” Hod tenía el temor de que algún temperamental piloto abriera fuego contra “ese aparato”, echando a perder una ocasión única y preciosa de hacerse con un buen botín. Este temor llevó a “Motti” a quedarse en su despacho durante una larga semana para no alejarse de sus medios de comunicación con las bases y los radares de vigilancia aérea, y así dirigir personalmente la operación. Este es el motor AL-21F-3 “Saturno” (“Lyulka”), un turborreactor de flujo axial de 24.675 libras de empuje, provisto de postquemador, que proporcionaba fuerza al MiG-21. El MiG-21 de Museo de la Lufwaffe muestra la estructura interior del fuselaje, de indudable atractivo para los interesados en este tipo de aparatos.


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