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la muerte de humanos aterroriza al hombre de la calle y escandaliza la moral humana. El calado de estos dilemas morales en la comunidad científica está dificultando la intención del Departamento de Defensa de los Estados Unidos de desarrollar este tipo de tecnología muy por delante de cualquier otro competidor, convencidos de que se trata de una cuestión de supervivencia. La decisión de Google de no colaborar con el Departamento de Defensa en el desarrollo de inteligencia artificial con uso militar ha provocado un giro en la política del departamento que está reforzando la imagen de los usos militares de la IA en la defensa de la vida en operaciones de rescate y en actuaciones en desastres naturales, planteando la necesidad de oponerse al uso que otras potencias puedan hacer de la IA para amenazarles y sobre todo admitiendo que hay que iniciar un diálogo sobre ética y moral en la automatización de los procesos bélicos del que se derivarán limitaciones en el uso de esta tecnología. Con ello esperan atraer a la comunidad científica a la noble tarea de defender la sociedad incluso por médios bélicos si fuera necesario. HACKING LA DIPLOMACIA EUROPEA, HACKEADA La diplomacia requiere discreción. Las comunicaciones diplomáticas revelan lo que un país sabe y no sabe, de lo cual dependen las decisiones que toma, que se transmiten también por canales de información a sus representaciones en el extranjero cuando aún son nada más que intenciones. De las relaciones internacionales depende la guerra y la paz, pero también negocios que suponen miles de millones, fundamentales para la economía de cada estado. Por eso el espionaje ha estado siempre íntimamente ligado a la diplomacia. Las redes diplomáticas canalizan información vital para la política nacional, y conocerlas da una ventaja muy importante a sus oponentes. A veces también a sus aliados. A nadie se le ocurriría jugar al mus o al poker con sus cartas boca arriba. Ninguna potencia quisiera ver sus comunicaciones diplomáticas en manos de otros gobiernos, ni amigos, ni enemigos. Se ha descubierto que un grupo de hackers ha tenido acceso durante años a los mensajes transmitidos por la red de comunicaciones del Consejo de la Unión Europea. El Consejo de la Unión Europea (conocido también como Consejo, Consejo de Ministros y Consilium) es la institución de la UE en que están representados los Estados miembros a través de sus ministros. Funciona como una especie de cámara alta y tiene, junto con el Parlamento, funciones legislativas y presupuestarias. No hay que confundirlo con el Consejo Europeo, que está formado por los jefes de Estado o de Gobierno de los Estados miembros de la UE y el presidente de la Comisión. El ataque ha sido descubierto por la empresa norteamericana de seguridad Area 1, especializada en la lucha contra el phising o suplantación de páginas auténticas de recogida de datos por otras maliciosas controladas por hackers. La empresa dice que las técnicas utilizadas se corresponden con las de unidades de guerra cibernética del Ejercito Popular de China. Y aunque aseguran que no tienen ninguna duda en la atribución de los ataques, esta no es la cuestión importante. El auténtico problema es que según los expertos norteamericanos, las medidas de seguridad de la red no eran suficientemente robustas y no se requería una gran destreza técnica para penetrar en ella. Area1 dice querer llamar la atención sobre el hecho de que si una red de comunicaciones está escasamente protegida y además por ella circula información sensible y de alto interés obvio para los servicios de inteligencia o los delincuentes internacionales, probablemente ya está comprometida. El escarnio se ha completado con la publicación en el New York Times de la información de algunos de los cables en los cuales se rinden informes y análisis poco amables, por ejemplo, sobre una entrevista en Helsinki entre el presidente de EE. UU., Donald Trump, y el de Rusia, Vladimir Putin, o se analizan las relaciones entre Estados Unidos y China. En definitiva, algo realmente embarazoso. Haciendo gala de una flema auténticamente diplomática, según el diario El País, un portavoz aseguró que se está «investigando activamente el problema». Y añadió: «La Secretaría del Consejo se toma muy en serio la seguridad de sus instalaciones, incluidos sus sistemas de tecnologías de la información». También se aseguró que la información sensible circula habitualmente por canales cifrados, dando a entender que lo realmente expuesto son «chascarrillos». Como muchos lances de la guerra de información, este tiene varios filos. Los norteamericanos echando una mano a sus aliados europeos, al tiempo que le dan un toque de atención sobre la necesidad de vigilar al gigante chino, y ponen de relieve algunas opiniones incomodas en un aliado. n Los enlaces recopilados para escribir estos artículos pueden consultarse en la dirección: https://www.diigo.com/ user/roberto_pla/raa880 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Enero-Febrero 2019 127


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