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aniversario TACP cruces al mérito aeronáutico con distintivo azul, doce reconocimientos al valor, una citación como distinguido general en la orden general, diez valores acreditados, y veinticuatro hechos de armas. A MODO DE EPÍLOGO La importancia de la persona y de constituir equipos perfectamente integrados El despliegue en Afganistán del destacamento de control aerotáctico permitió integrar el poder aéreo en la maniobra terrestre de las fuerzas españolas, siendo un elemento básico en la lucha contra la insurgencia en un entorno tan difícil como fue el teatro de operaciones de Afganistán. Gracias a ello, el poder aéreo desplegó todas sus capacidades en las acciones ofensivas y en la protección de las fuerzas, contribuyendo de manera significativa al éxito de la misión. Puede considerarse por lo tanto que los resultados obtenidos Uno de los diversos alojamientos de los TACP. (Imagen: Juan C. Giz Paz) en las complejas operaciones de Afganistán confirman la eficiencia del concepto de TACP de nuestro Ejército del Aire, el cual permitió la correcta aplicación del poder aéreo en una larga, complicada y cambiante misión, garantizando la seguridad de las fuerzas propias y aplicando el apoyo aéreo por el fuego de manera precisa y evitando daños colaterales. En este sentido, los TACP supieron adaptarse perfectamente al terreno y la dificultad inherente de la lucha contra la insurgencia, que como T.E Lawrence indicó «hacer la guerra contra insurgentes es sucio y lento, como comer sopa con un cuchillo»2. Esta capacidad de adaptación también se confirmó en cuanto al multiplicidad de sistemas 2Thomas Edward Lawrence escribió el libro Los siete pilares de la sabiduría en el que relata sus experiencias durante la Primera Guerra Mundial como asesor de las fuerzas irregulares árabes contra el Imperio Otomano en la península arábiga, que tenía el objetivo de apoyar con sus acciones a las fuerzas británicas ubicadas en Egipto. aéreos que se emplearon (ala fija, ala rotatoria y aeronaves no tripuladas), y por el hecho de haber apoyado a todas las unidades terrestres que España desplegó, pues aunque las agrupaciones terrestres se estructuraban en base a diversas unidades, la base de los TACP fue siempre el EZAPAC. Estas reflexiones no son baladí, pues todo concepto y entrenamiento solo pueden ser certificados como válidos cuando son sometidos a la crudeza de la praxis que, en nuestro caso, serían las acciones de combate. Replicar la realidad del combate en los procesos preparación y el entrenamiento es realmente difícil, incluso imposible en ciertos casos, pues esta simulación estará condicionada por el factor psicológico ya que el soldado siempre podrá diferenciar entre la realidad o la ficción, por lo que nunca se podrá saber cuál será la reacción de la persona hasta que se vea sometida al combate. En el caso de los TACP esta situación se vuelve más complicada, al tener que combinar la actuación en dos dimensiones, la aérea como elementos del poder aéreo, y la terrestre como equipos que se integran directamente en la maniobra terrestre. Por tanto, no es arriesgado concluir que el entrenamiento en las dos dimensiones indicadas, así como el equipamiento disponible son los adecuados, habiendo alcanzado la excelencia habida cuenta los resultados obtenidos. No obstante, el elemento de mayor importancia y el más valioso es sin duda la persona, pues la alta calidad de todos los componentes de los TACP, su preparación y motivación permitieron que todo el entrenamiento diese como resultado actuaciones altamente eficientes para la consecución de los objetivos establecidos. Igualmente, este carácter especial del personal permitió que el TACP fuese un equipo en el que resultado siempre es mayor que la suma de sus componentes gracias a la perfecta integración de las diferentes capacidades de su personal. n REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Enero-Febrero 2019 71


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