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La 3ª Compañía se aproximaba con BMR,s a la zona de la
playa, nuestro teniente coronel ordenó el jalonamiento de
vehículos hasta la playa, los legionarios estaban dispuestos
para controlar la situación, entraron los BMR,s en la playa y
desembarcaron nuestras fuerzas, no fue necesario más, la
disuasión que produjeron nuestros vehículos y el porte de
nuestros legionarios, consiguieron congelar el avance de los
inmigrantes. «¡Señores aquí manda La Legión!» espetó un
legionario, haciéndole ver a los inmigrantes que el descontrol
y el caos ya había terminado. Así fue, se les ordenó que
salieran del agua y se colocaran en grupos, y como si fueran
reclutas de nueva incorporación, obedecieron sin titubear,
sabedores de que era el único camino que podían tomar.
Una vez controlada la situación en la playa, llegó el relevo,
era momento de cambiar de sector, esta vez la Compañía
quedaría desplegada en el intervallado, donde se quedaría
hasta que la Bandera relevara por la noche.
El nuevo sector asignado enlazaba con la 1ª Compañía al
este de la playa y con un puesto de la Guardia Civil al oeste.
Un muro y una valla de 5 metros con una carretera entre
ellas, formaba la nueva zona de acción, los compañeros
de la Policía Nacional y la Guardia Civil se encontraban
ocupando sus jurisdicciones respectivamente. Policías,
guardias civiles y legionarios aunamos fuerzas, abrimos las
puertas del muro de retaguardia para mejorar la movilidad
propia y nos preparamos para el salto masivo.
Los inmigrantes iniciaron el salto, encaramándose a la valla
y los objetos contundentes sobrepasaban la valla como
si de tiros por el segundo sector se tratasen, «¡Cubrirse!»,
se escuchaba en el intervallado. Los legionarios se cubrían
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