Pasado, Presente y Futuro <<
sancio extremo les había sobrecogido.
A las tres y media se ponen en marcha,
es preciso alcanzar Tetuán por la mañana.
Les separan menos de cuarenta
kilómetros hasta la estación de tren,
donde ya saben que deben acogerse
para embarcar rumbo a Ceuta. La Unidad
consigue embarcar en la estación
de Tetuán en menos de seis horas,
logrando una hazaña de resistencia y
tesón admirable.
En Ceuta, a pesar de conocer su destino,
nadie podía alcanzar a ver la dimensión
de aquel desastre. Los jefes
van recibiendo novedades de la situación
a cuentagotas y la información
es contradictoria. Incluso parece que
llegar a conocer que el propio general
Fernández Silvestre, comandante general
de Melilla, se había suicidado.
Tras una desconcertante espera en
el muelle, embarca la Unidad en el
buque «Ciudad de Cádiz» y ponen
rumbo a Melilla. De madrugada el
teniente coronel Millán Astray recibe
un telegrama de la Comandancia exponiendo
la situación y pidiendo que
aceleren su marcha para alcanzar
Melilla lo antes posible. El momento
en el que los legionarios son conscientes
de la gravedad de la situación
en el frente oriental, se recoge en el
libro de Carlos Micó. Este caballero
legionario fue testigo de aquel momento
y recoge la arenga del propio
fundador del Tercio de Extranjeros:
«-¡Legionarios, legionarios!, ¿me
oís legionarios?, ¿me escucháis mis
legionarios?
Y, sin dejar uno, todos nos pusimos inmediatamente,
en pie, de las bodegas, subían,
apretujándose en atropellado tropel,
los que querían oír al jefe. Hasta que se
hizo un silencio augusto preñado de emoción,
como el ambiente lo está de electricidad
cuando va a estallar una tormenta.
1-Diario de una Bandera. Capítulo VII Camino a Melilla (1922)
2-Carlos Micó. Los Caballeros de la Legión (ed. GALLAND BOOKS)
Bibliografía:
• Marruecos: Diario de una Bandera. Comandante Franco (1922)
• Los Caballeros de la Legión. Carlos Micó (Ed. GALLAND BOOKS, 2009)
• La Legión 1921. La reconquista tras el desastre de Annual. (Ed. ALMENA, 2010)
-La Patria, legionarios, nos pide
nuestro sacrificio, nuestro supremo
sacrificio. Circunstancias penosas
por que atraviesa nuestra madre, España,
nos ofrecen la dichosa oportunidad
de morir por ella. ¿Estáis todos
dispuestos a morir por el honor
de La Legión?
Un grito unánime, rotundo, ensordecedor
entusiasta como el clamor de
un rugido, salió de todos los pechos
en sincera ofrenda».2
Una vez desembarca La Legión en Melilla, la desesperanza
y el desánimo se tornan en ovaciones, vivas
a España y en esperanza. Las operaciones en Melilla
son contundentes. Se alcanza a recuperar la iniciativa,
no sin coste de vidas y acciones militares destacadas.
La ciudad consigue salvarse.
Las plazas de Annual, Monte Arruit, Igueriben, se grabarán
en el lado más oscuro de la historia de España.
Pero también quedarán para el orgullo, nombres
como el blocao de Dar- Hamed (El Malo), Casabona o
Nador, entre otros muchos, que sirvieron para encarar
el sino de una unidad destinada a hacer historia.
Este teatro de operaciones, junto a unas circunstancias
concretas, contribuyeron a forjar una generación
de guerreros y valientes soldados que supieron
sobreponerse a situaciones adversas, de una forma
tan valiente y con unas maneras castrenses, que son
igualables a las grandes hazañas bélicas de antaño.
Como herederos de esta historia, no olvidemos nuestra
obligación de recordarla.
555 · II-2021 75 La Legión