Nuestros Legionarios <<
S A R G E N T O 1 º I V Á N A S T O R G A C A N D E L A
V I V I R E S P E R A N D O E L M O M E N T O
Nací en Ceuta, cuna de La legión;
era tímido y responsable, con grandes
valores heredados de mis padres.
En 2003 sucedería algo que cambiaría
mi vida para siempre. Con estudios y
ejerciendo mi profesión, lo dejé todo
para alistarme al Ejército; entonces no
entendía muy bien porque tomé esa
decisión.
Durante años, estando en Ceuta,
haciendo ejercicios y una misión en
Kosovo, compartí experiencias con
legionarios del Tercio Duque de Alba,
y pronto me impregné del espíritu
legionario. Algo se fraguó dentro de
mí, sentí la necesidad de formar parte
de La Legión y pensé hacer carrera
en el ejército, pues los valores que
veía en aquellos legionarios les hacía
diferentes a lo que conocía. Especiales,
esa disciplina, ese valor, sacrificio y
abnegación. Aquello dejaba de ser una
profesión y se convertía en una forma
de vida...y la anhelaba. Tuve claro que
quería ser legionario.
Al finalizar en la Academia General
Básica de Suboficiales (AGBS), no tuve
la suerte de poder cumplir mi sueño, y
serví 5 años en el RACA 20, esperando
en momento. Por fin, un 7 de diciembre
de 2016 realicé mi presentación en el
Grupo de Artillería de Campaña II de La
Legión, en la Batería Mistral. Llegué con
la misma ilusión que un niño y con los
nervios de no querer fallarme a mí mismo.
Mi destino me buscó y encontré mi
sitio. Fueron los 3 años más felices y
completos de mi vida, disfrutando de
cada pequeña cosa desde el principio
como si fuera la última vez, teniendo la
sensación de no haber sido suficiente.
Para que todo esto fuera posible,
agradezco la suerte de tener una
mujer y dos hijos que siempre me han
apoyado, respetando mis deseos y
acompañándome. También mi gratitud
a mis superiores, compañeros y
subordinados por haberme enseñado a
amar La Legión.
En esos 3 años sufrí, reí y lloré.
Pero encontré otra familia, la familia
legionaria, que siempre está ahí y es
entonces cuando todo cobra sentido. El
compañerismo, la amistad, el honor y el
amor a la Bandera es lo que impulsa al
legionario a ser como es, sin escatimar
en el esfuerzo por pequeña que sea
la misión. Dar lo máximo cada día,
ser exigente con los demás y con uno
mismo, son algunas de las cosas que
hacen grande al legionario, cosas que
aprendí al poco tiempo de llegar.
En el recuerdo tengo la ilusión y el gran
honor que se siente en cada formación
de la que formé parte. Cada ejercicio,
marcha o instrucción realizada, los
ratos de asueto compartidos con los
compañeros o las celebraciones.
Por encima de todo, me queda el
recuerdo de formar parte de la 1ª
UFAL del 2019 como jefe de pelotón,
con otros compañeros del Grupo
de Artillería, formando a futuros
legionarios, teniendo la gran suerte de
que estuviera conmigo en el pelotón
el cabo Iunes Benaribi Amar: cuantas
cosas compartimos y cuantas cosas
me enseñaste, te llevo en el corazón,
estás siempre presente; sé que llegado
el momento volveremos a encontrarnos
y brindar.
Estas vivencias, son las que te atrapan
y no concibes estar en otro lugar que no
sea La Legión.
La vida me ha vuelto a alejar de mi
casa, de mi familia, de mi sueño, pero
de nuevo, con la ilusión de un niño,
ansío el momento de la vuelta.
Alguien que sirvió en La Legión dijo
una vez:« al hombre no se le pregunta
donde está, sino lo que es; que no es lo
mismo estar que ser, que el ser de La
Legión es su Credo Legionario».
555 · II-2021 49 La Legión