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ÓRDENES A GOLPE DE TAMBOR
Dar Riffien. La banda de música desfilando. Tiempos de escasez. Unos legionarios
con botas y otros con alpargatas. Asimismo, puede observarse la diferencia de color
en los uniformes dependiendo del numero de lavados acumulados.
David Sánchez Fierro
Presidente de la Asociación de Bandas de Guerra
Es inconcebible desligar la palabra Legión de su
música. Impensable visionar un desfile legionario sin
sonido, imposible para el legionario coordinar a tamaña
velocidad los pasos cortos y picados, si no fuera por
la banda de legionarios que tras de ellos les azuzan
a ritmo de locomotora dando precisas órdenes a
golpe de tambor.Pica, pica, pica… porrom, porrom,
porrom… La pierna se acelera en estática posición en
la formación, sin movernos del sitio… Sólo los talones
se levantan algo con el incremento de la velocidad.
Los tambores mandan sobre los corazones y les
ordenan aumentar su frecuencia, las trompetas suenan,
y la riada sarga despliega sobre el asfalto de la avenida
con fiereza. Los codos tensos en 90 grados, los brazos
opuestos alzando sus puños con un balanceo que ayuda
a alcanzar el ritmo infernal. Apenas unos pasos son
necesarios, la ola alcanza la cresta de la que ya no bajará.
El roce de la ropa quemando la piel no se nota, el
peso del arma parece liviano, el sudor que empapa el
gorrillo refresca sin molestar, los gemelos se tensan y
destensan sin más, al igual obran los brazos que en
resorte se desplazan adelante y atrás buscando las
borlas y cayendo como látigos hacia las espaldas sin
orden mental que los avale, sólo llevados por el sonido
embriagador de los tambores y cornetas que rugen tras
ellos amenazándoles con pasar sobre ellos como una
locomotora de fuerza sin igual.
ABNEGACIÓN Y COMPROMISO
La fuerza del desfile que emana desde atrás, del abnegado
trabajo del legionario de la banda que, en tantas ocasiones, ha
aprendido sobre la marcha y desde cero la habilidad musical
demostrada. La banda no exige virtuosismo, que también lo ha
habido. La banda ha demandado siempre ser legionario antes
que nada para pertenecer a ella.
La banda exige la fiereza del poder sin saber en tantas ocasiones,
del tener la responsabilidad de no fallar en los ritmos para no
romper ese corazón sarga que la precede, la banda exige que el
compromiso te aleje de las armas que tanto brillan para que, en
callada explicación y de forma secundaria, pasar voluntariamente
a un segundo plano del desfile cediendo el protagonismo a los
fusiles y guiones aun siendo ella la que alimenta su paso con
titánico esfuerzo.
¡Cuántas veces hemos pensado en la complejidad de mantener
el paso con un pesado bombo o los tambores sin punto de
gravedad posible que en un bamboleo a la deriva golpea de
un lado a otro pero no pierde la compostura!, ¡cuántas veces
hemos pensado en la necesaria capacidad pulmonar de «los
trompetas» que con tanta fuerza resuenan mientras caminan…
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64 555 · II-2021 La Legión