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Nuestros Legionarios <<
TENIENTE J O S É I G N A C I O S Á NCHEZ R U I Z
EXALID : QUÉ NOS DEPARA LA MISIÓN? ?
Es noche cerrada cuando se levanta
la lona del camión que nos transporta.
Nos apresuramos a bajar del mismo,
órdenes rápidas y escuetas, la gente
toma posiciones de seguridad y llega el
esperado sobre con la misión.
Mientras leo la tarea que se nos ha
encomendado, hago un repaso mental
de los hechos acontecidos: la llegada al
cuartel, la exposición de la situación del
ejercicio, el embarque, la seriedad inicial
en los rostros de los legionarios rota por
una valiente voz al grito de: «¡Permiso
para cantar, mi teniente!».
Al igual que los primeros legionarios
se reían en la cara de la muerte, estos
nuevos legionarios, como una sola voz
comienzan a cantar y reír, perfectamente
conscientes de la larga semana que nos
espera, demostrando una vez más qué
pueblo es el más valiente.
Ya estamos en tierra, miro a mi alrededor
y observo caras serias, tenuemente
iluminadas por la claridad que nos dan
las luces de la ciudad que nos vio nacer.
Empezamos el movimiento. Como uno
solo avanzamos atentos al peligro,
hostigamientos lejanos, emboscadas,
artefactos explosivos improvisados… No
sabemos lo que nos deparará la misión,
solo que estamos en territorio enemigo y
hay que andar con mil ojos.
La primera noche acaba acogiéndonos
a una base de patrullas, lugar donde
no cabe la relajación. Con las primeras
luces del alba, el centinela avisa por
radio que ha escuchado movimiento. Se
ordena efectuar alarma silenciosa, y al
poco tiempo el sonido de los disparos
no nos coge por sorpresa y, después de
localizar al enemigo, este es repelido con
gran eficacia, «hemos empezado bien»,
pienso para mis adentros, la sección
está motivada y el cansancio aún no
ha hecho mella en nosotros. Los días
se van sucediendo, misión tras misión,
kilómetro tras kilómetro…
UN ESPÍRITU IMPERECEDERO
El cansancio se palpa en el ambiente.
Para muchos, al igual que para mí, es
el primer EXALID (Exercise Leadership),
pero haciendo gala del Espíritu de
Sufrimiento y Dureza, nadie se queja de
fatiga, ni de dolor, ni de sueño.
Las ojeras y la suciedad llenan las caras
de los legionarios, pero contrario al
infundado temor que tenía al comenzar
el ejercicio, continúan efectuando con
envidiable eficacia sus cometidos,
permitiéndose en sus tiempos de
descanso el reír y bromear, dejando
patente la alegría legionaria de la que
hablaba nuestro fundador.
La actitud no ha cambiado, al principio
con energía para acometer cualquier
tarea, y poco a poco sacando fuerzas de
flaqueza, haciendo de tripas corazón…
«Que nunca más noble fin tuvieron, ni
nada mejor pudieron servir».
Pero sin alterar su mirada arrogante,
como diciendo que pueden con todo
y más aún, cuando su sargento les
pregunta qué tal van, la respuesta
es tajante: «hasta caer reventado, mi
sargento».
Con este imperecedero espíritu
acometemos el final del EXALID, la
última misión, puede que la más sencilla.
El enemigo está desgastado, hay que
eliminarlo.
Tras una dura infiltración nocturna, los
pelotones toman posiciones a la espera
de las primeras luces de la mañana para
iniciar el ataque. El certero disparo de mi
tirador desencadena la acción, centinela
abatido, comienza el ataque.
Con el fuego del pelotón de apoyo, el de
asalto ve el camino libre para atacar el
campamento enemigo, abatiendo a todo
adversario que habitaba en su interior.
La misión aún no ha acabado, el
repliegue tiene que ser rápido. No se
materializa totalmente hasta que todos
estamos embarcados y vemos cómo
nos alejamos de la zona hostil. Es ese
momento cuando las caras se relajan
y vuelve la alegría y las canciones. La
semana ha terminado, hemos dado
todo lo que teníamos y demostrado que
el Credo Legionario sigue inalterable
en La Legión, cumpliendo el lema del
Centenario:
«Cien años de valor,
el valor de cien años».
555 · II-2021 45 La Legión