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E L A U X I L I O A M E L I L L A
CENTENARIO DE UNA HAZAÑA HEROICA
Capitán Pablo Casado García
PLMM
Al haberse superado los cien años desde
el alistamiento del primer legionario,
los hitos y hazañas memorables para
La Legión, no van a dejar de sucederse
en las próximas fechas. Acciones de
combate heroicas y de trascendencia
que consagraron en poco tiempo a una
unidad de combate novedosa, pero impregnada
de un carácter y espíritu que
la dirigirán a alcanzar la gloria.
De marcada relevancia, dadas las fechas
fue gracias a la intervención de la
I Bandera de La Legión, junto a otras
unidades de Regulares y procedentes
de la península, Melilla fue salvada de
sufrir catastróficas consecuencias por
parte de los cabileños. A día de hoy, sin
lugar a dudas, la ciudad autónoma disfrutaría
de una realidad marcadamente
distinta.
En la acción conocida como el Auxilio
de Melilla, que así transcenderá en la
historia, se reconoce la increíble hazaña
de haber trasladado una bandera, a
lo largo de casi cien kilómetros, en apenas
treinta horas, para conseguir llegar
presto y en condiciones, a reforzar el
sector oriental y poder así salvar a Melilla
de un trágico desenlace.
El 21 de julio de 1921, se encontraban
acampadas la I y III Banderas en
la zona de Rokba-el Gozal, cercano a
la zona de Tazarut. A las dos de la mañana,
el teniente coronel Millán Astray
recibe la orden de que una bandera se
traslade de inmediato a la zona del Fondak
de Ain Yedida, al norte, próximo a la
ciudad Tetuán. Se desconoce el motivo
de la urgencia, una vez en el Fondak
recibirían más instrucciones. La suerte
acompaña al jefe de la I Bandera, puesto
que esta, junto a una compañía de la
II Bandera, han sido los elegidos para
realizar tal hazaña. El mismo comandante
Franco, expresa la incertidumbre
del momento en su obra, Diario de una
Bandera; «un misterio inexplicable rodea
nuestra salida. Nadie sabe a dónde
nos encaminamos. Unos creen que se
trata de efectuar una operación en Benider,
otros que vamos nuevamente a las
costas de Gomara; yo, sin embargo, sin
saber porque, pienso en Melilla».1
Se divide la marcha en dos jornadas. A
las cuatro de la mañana inician movimiento,
la marcha avanza a buen ritmo.
Al amanecer los legionarios se preparan
para afrontar un caluroso día de Julio.
El ritmo es alto y los descansos mínimos.
Las cantimploras van cayendo y
los acemileros se quedan si provisiones
de agua. Sobre la una de la tarde llegan
al punto previo para el alto en la zona de
Ali-Judi. Hasta este momento, llevan alrededor
de las nueve horas de marcha,
los legionarios han marchado durante
toda la noche y en los momentos del día
de mayor calor.
La empresa debe continuar, la incertidumbre
se mantiene. Después de un
breve receso, donde pueden comer
algo de rancho en caliente, los legionarios
se ponen de nuevo en marcha. Son
aproximadamente las tres de la tarde
y el calor, junto a la fatiga acumulada
no son obstáculo para la Bandera del
Tercio. Para sumar contratiempos, ya
de noche, la vanguardia de la columna
se equivoca de pista y supone que toda
la Bandera tenga que alargar el itinerario,
es la realidad de las operaciones.
Los altos deben hacerse con mayor
frecuencia, la tropa queda exhausta
después de más de veinte horas marchando
por un terreno duro y bajo unas
condiciones extenuantes. Sobre las
once de la noche alcanzan los muros
de El Fondak y al fin pueden descansar
en un alto largo.
Como se esperaba, en el Fondak se
recibieron las órdenes de alcanzar lo
antes posible Tetuán. Se ordena continuar
la marcha, los legionarios están
agotados. Incluso habían vivaqueado al
raso, sin acantonarse ni montar tiendas,
como era distintivo en el Tercio. El can
74 555 · II-2021 La Legión