cabo con inteligencia y valor,
hasta que cuando solo quedaban
83 hombres vivos y 166 heri-dos,
hubo de acordarse la ren-dición
el 23 de noviembre de
1826, después de más de cuatro
años de encarnizada resistencia.
El castillo del Real Felipe,
en el puerto de El Callao, era la
principal fortificación en el Pa-cífico
de la América española.
Fue el último reducto peruano
en el que se arrió la bandera es-pañola.
En él se concentraron
efectivos al mando del brigadier
José Ramón Rodil y, desde el 1
de octubre de 1824 hasta el 22
de enero de 1826, fue bloquea-do
y sometido a un constante
bombardeo, que, junto con el
escorbuto y la fiebre amarilla,
provocó un pavoroso número
de muertes entre los defensores,
lo que obligó a la capitulación.
El archipiélago de Chiloé se
encuentra al sur de Chile, a unas
120 millas de la ciudad de Val-divia.
Se compone de la isla
grande de Chiloé y de numero-sas
LIBROS Y REVISTAS
islas e islotes menores. En 1817, fue designado gobernador del archipiélago
el brigadier Antonio Lorenzo de Quintanilla quien, disponiendo de reducidas
fuerzas militares, pero contando con el ferviente apoyo de la población indígena,
concedió patentes de corso a varios barcos, armó lanchas cañoneras que llevaron
a cabo una eficaz campaña naval y rechazó varios intentos de conquista, derro-tando
a las sucesivas expediciones chilenas que trataron de hacerse con las
islas, hasta que el 18 de enero de 1826, aislado y ante fuerzas muy superiores,
se vio obligado a la rendición.
Diversas guerrillas realistas siguieron resistiendo en el continente, entre las
que destacaron las del campesino indio Francisco Huachanca, que hasta 1839
mantuvo fieles a España amplias zonas de los Andes, como hasta 1828 lo hizo
el coronel Francisco Javier Aguilera en la zona oriental de la actual Bolivia.
El autor pretende recuperar del olvido todos estos hechos y reivindicar la
memoria de quienes mantuvieron izada la bandera de España en tierras ameri-
200 Julio