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MEMORIAL CABALLERIA 78

Varios 122 MISCELÁNEA Alféreces I. Alféreces II. Alguien, sin conocer a ningún componente de las dos promociones, ¿podría distinguir qué promoción pertenece al plan nuevo y cuál al plan antiguo? Pues bien, no hay diferencia, ambas pertenecen al nuevo modelo de enseñanza, son la CLXXVIII y CLXXIX, respectivamente. ¿Hay alguna diferencia con las anteriores promociones? Lo cierto es que no lo creo, al igual que no creo que la vaya a haber con las siguientes, porque lo que nos hace grandes como personas, lo que nos hace valiosos como militares es nuestro esfuerzo, nuestra tenacidad y nuestra constancia para alcanzar un objetivo, y todo aquel que no demuestra esas cualidades no viste el uniforme ni lleva orgulloso en el pecho el emblema del Arma de Caballería. Esa gente, por uno u otro motivo, se ha quedado por el camino. Un arduo camino que solo nos ha hecho más fuertes, unos obstáculos que no hacían sino refrendar nuestro sentimiento hacia la bandera que lucimos en el hombro e izamos cada mañana, el deseo de demostrar a nuestros caídos que su sacrificio no fue, ni mucho menos, en balde, y que les recordamos cada atardecer con el toque de oración, teniéndoles presentes para ser mejores cada día, sin descanso, sin límite. Puedo decir con seguridad que existe un vínculo especial entre las dos promociones anteriormente nombradas, y cuando pienso en ello me lleno de satisfacción. Es cierto que el hecho de compartir el plan de estudios ha sentado las bases para una buena relación entre ambas, pero, si los componentes de ambas promociones no hubiésemos querido, ¿quién podría llegar a creer que habría existido ese vínculo entre dichas promociones? Y no solo eso, sino que, además, hemos tenido la suerte de poder materializarlo. El pasado día 25 de septiembre del presente año, con motivo de celebrar el conocido «Santiaguillo», organizamos una cena en Valladolid a la que acudieron ambas promociones al completo y mandos orgánicos de las mismas. Al finalizar la cena, con un ambiente de hermandad como pocas veces se podrá contemplar entre desconocidos, llevamos a cabo, de forma simbólica, la conocida tradicionalmente como charoska. La «taza del zar» tuvo que ser simulada, pero lo que no fue simulación alguna fue la materialización del legado que nos dejó el capitán Scutarof; el festejo de la amistad y la sincera bienvenida brindada a los nuevos integrantes del Arma de Caballería, la CLXXIX promoción. Compañeros de la CLXXIX promoción, me voy a tomar la libertad, una vez más, de deciros que habéis elegido el mejor camino posible por varios motivos: sois componentes de las Fuerzas Armadas, formáis parte del Ejército de Tierra, y, sobre todo, sois jinetes, componentes del Arma de Caballería. Y no hay orgullo más grande que ese para quien comulga con el espíritu jinete, y, como jinetes que somos, hemos de honrar al Arma con nuestros actos, pues ya demasiado obtenemos de ella por el simple hecho de serlo. Encarando de nuevo el tema con el que he comenzado, voy a hacer alusión de nuevo a lo que considero la inexistencia de diferencias que vayan a suponer un lastre para las unidades de Caballería el día de mañana, y lo haré de forma gráfica. En esta imagen, tomada en Valencia en febrero de 2014, se ve a cadetes trabajando, alféreces de la CLXXVIII promoción. La formación de los oficiales de Caballería siempre se ha caracte-


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