fuerzas armadas
El sistema está compuesto por cuatro aeronaves y tres
estaciones de control en tierra
CONTROL EN TIERRA
Como su predecesor, el Phamtom, o su
actual compañero en Talavera la Real,
el F-5B, el Predator también tiene dos
tripulantes, aunque en este caso, no
utilizan casco o traje anti-g porque el
piloto y el operador de sensores del
NR.05 no embarcan físicamente en la
aeronave, sino que operan desde el interior
de la Estación de Control en Tierra
o Ground Control Station, GCS. El
Ejército del Aire dispone de dos centros
de este tipo, también desplegables,
El nuevo avión operado por control remoto del Ejército del Aire es un turbohélice de
once metros de longitud y 22 de envergadura, ocho más que los entrenadores F-5B.
y espera la llegada de uno más antes de
finales de año.
El piloto y el operador de sensores
—un oficial y un suboficial, respectivamente—
constituyen la tripulación
básica de un Predator. «Este avión ofrece
muchas perspectivas de vuelo, por
eso en esta unidad tenemos pilotos de
caza, transporte y helicópteros», explica
el capitán Efrén Delgado, destinado
con anterioridad en el 801 Escuadrón
de Búsqueda y Salvamento de Palma
de Mallorca a los mandos de un Superpuma.
A su lado, en la Estación de Control
en Tierra, se encuentra el sargento
primero Alejandro Gutiérrez procedente
de la base aérea de Torrejón de
Ardoz donde trabajó en el Grupo Central
de Mando y Control, conocido por
Pegaso. Esta especialidad, la de Mando
y Control, y su condición de suboficial,
con experiencia contrastada en unidades
de Fuerzas Aéreas definen el perfil
de los primeros operadores de sensores
de estos aviones. «Su manejo es
totalmente nuevo para nosotros», dice
Gutiérrez. Su especialidad está muy
enfocada a prestar apoyo al piloto, ya
que hay que gestionar mucha información,
como los parámetros de vuelo, la
situación del espacio aéreo, las comunicaciones
con tierra, la actualización
de los datos del avión o la asistencia
en caso de emergencias o durante el
aterrizaje y el despegue, las fases más
críticas de la aeronave. Al contrario de
lo que ocurre en una con tripulación a
bordo, «los pilotos del Predator aprendemos
antes a volar que a lanzar y recuperar
el avión», destaca el teniente
coronel Terrados.
A los miembros de la tripulación básica
puede agregarse, según el tipo de
misión, el personal de comunicaciones
satélite y de inteligencia —los analistas
de las imágenes— o los responsables
de mantenimiento de la estación
de control en tierra que, en el caso de
un avión convencional, irían también
embarcados (por ejemplo, un P3 Orión
de Vigilancia Marítima), pero que en
el caso de un RPAS como el NR.05 estarán
ubicados en diferentes lugares
en tierra, perfectamente coordinados a
distancia.
OBSERVACIÓN CONJUNTA
Lo que el piloto y el operador de sensores
ven en las pantallas de la cabina de
vuelo está siendo visto y analizado al
mismo tiempo por los especialistas del
Grupo 47 de Fuerzas Aéreas en la base
de Torrejón de Ardoz (Madrid) o del
Centro de Inteligencia de las Fuerzas
Armadas del Estado Mayor Conjunto.
Los Predator del Ala 23 constituyen un
medio de observación conjunto que,
preferentemente, serán utilizados en
operaciones puramente militares, pero
también, como matiza el teniente coronel
Terrados, «en otras misiones asignadas
a las Fuerzas Armadas en apoyo
a la acción del Estado», tales como incendios,
catástrofes naturales, vigilancia
aduanera, control de inmigración
ilegal o narcotráfico en colaboración
con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
del Estado, valoración de daños,
búsqueda de supervivientes…
El Predator español realizó su primer
vuelo el pasado 30 de enero, después
de superar en tierra, entre otras, las
pruebas de motor, generadores y enlace
satelital. Desde entonces, vuela
prácticamente a diario durante una
media de seis horas realizando las denominadas
pruebas de aceptación del
sistema para comprobar que, como
afirma el teniente coronel Terrados,
«todo lo que nos ha llegado, responde
a los requisitos contratados», es decir,
sus capacidades de permanencia, persistencia,
precisión y discreción.
José Luis Expósito
Fotos: Pepe Díaz
32 Revista Española de Defensa Octubre 2020