La historia de la
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artillería cohete
en España es la
historia del regimiento
de Astorga
desde 1960.
No se puede hablar
del presente
y futuro de la artillería cohete en España
sin antes hacer una breve reseña
de su pasado, ligado inequívocamente
a la historia del RALCA 62
(actual RALCA 63). En definitiva, es
importante saber dónde se quiere ir;
por lo que también es muy esclarecedor
saber de dónde se viene.
Aunque es poco conocido fuera del
arma de artillería, hemos sido pioneros
en este tipo de material. En 1960,
se creó la primera batería de cohetes
española con el llamado cohete
C, de 300 mm de calibre y un alcance
de 6,5 km. En esta década de
los sesenta se sucedieron otros modelos
de diseño español (E-1, E-2,
E-3, D y G), con calibres y alcances
que aumentaban progresivamente
(este último, de 381 mm y 23,1 km)
y con resultados operativos irregulares.
Los años setenta ven al Regimiento
Lanzacohetes de Astorga con
dos baterías del cohete D-3 (calibre
de 300 mm y 17,7 km de alcance).
Esto nos lleva a la década de los
ochenta, en la que se pone en servicio
el LCM-40 Teruel, de 140,5 mm de
calibre y un alcance de 18,4 km.
En 2009, se agotó la munición Teruel.
Estaba previsto que su sustituto
fuese el cohete de fabricación nacional
MC-25, lo que no hizo sino alargar
la vida de un sistema cuya fecha
de caducidad se había superado. Por
otra parte, el cohete MC-25 no tuvo
un desarrollo satisfactorio y nunca llegó
a ser de dotación en el ET.
Desde diciembre de 2011, con la retirada
del servicio activo del lanzacohetes
Teruel, el Ejército de Tierra español
carece de capacidad cohete; una capacidad
a la que otorgan prioridad los
países de nuestro entorno, en concreto
en la Alianza.
El presente de la artillería cohete, por
lo tanto, está supeditado a lo que no
podemos proporcionar. Los actuales
alcances máximos de la artillería
de campaña, y por tanto del Ejército
de Tierra, están en torno a los 18
km si no se dispone de munición de
alcance extendido. Estos son alcances
normales para unidades de apoyo
directo o refuerzo a nivel brigada –
con responsabilidad normalmente en
áreas de hasta 17 km a vanguardia de
la línea de contacto–frente a un enemigo
convencional. Esto no satisface
las necesidades de escalones de nivel
división –desde los 17 km hasta un
máximo de 156 km de la línea de contacto–
o superiores. Hasta que no se
consiga la citada munición de alcance
extendido, que en todo caso nos acercaría
a los 40 km (que puede considerarse
el límite de la zona de combate
próximo de las divisiones desde la línea
de contacto), las Fuerzas Armadas
deben apoyarse en los medios del
Ejército del Aire y de la Armada para
batir objetivos que se encuentren más
allá de 15 km desde la línea de contacto
de las unidades terrestres.
Llegados a este punto, debemos preguntarnos:
¿arma de pasado o de presente
y futuro?
El estudio de los ambientes operativos
futuros que puedan plantearse,
y que definen los retos operativos a
los que se enfrentarán las Fuerzas
Armadas dentro de unos años, facilita
la deducción de qué capacidades
militares –en concreto, apoyos
de fuego– precisaremos para afrontarlos
con éxito. Parece claro que el
espacio de batalla será cada vez más
amplio, más vacío y más discontinuo,
SISTEMAS
LANZACOHETES.
PRESENTE Y FUTURO
Sergio Valtuille Abad | Capitán de Artillería