El Ejército norteamericano, además
de la 2.ª División de Infantería, desplegada
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en la República de Corea
del Sur, que tiene el control operativo
de la 210th Field Artillery Brigade
(FAB), con el sistema M270A1 multiple
launch rocket system (MLRS)
en dotación, no cuenta con ninguna
otra unidad tipo división con sistemas
cuyo alcance se extienda más
allá de los 30 km con munición sin
guiado y 40 km con munición con
guiado. Fuera del ámbito de las divisiones,
cuenta únicamente en la
actualidad con tres brigadas de artillería
adicionales, compuestas por
lanzadores M270A1 (MLRS) y M142
(high mobility artillery rocket system
o HIMARS) para apoyo de cada uno
de sus tres cuerpos de ejército activos.
Con esta estructura actual de
fuegos en las organizaciones de nivel
división y cuerpo de ejército, parece
imposible hacer frente a los requisitos
de las operaciones de combate a
gran escala, a menos que estas sean
apoyadas por capacidades de fuegos
conjuntos.
A modo de ejemplo, en la figura 2 se
establece una comparativa de los alcances
efectivos entre los sistemas
de apoyos de fuego de las brigadas
de combate rusas frente a las norteamericanas,
donde puede apreciarse
un claro desequilibrio en favor
de aquellas, lo que a priori les confiere
una mayor profundidad y potencia
de combate.
A continuación, en la figura 3, extraída
de un estudio realizado por el
Instituto RAND de 2019, se muestra
que fuerzas y sistemas de Estados
Unidos y la OTAN estarían dentro
de la cobertura de fuego de los
sistemas rusos, como, por ejemplo,
de los sistemas Iskander y SS-N-27.
Se puede concluir que actualmente
no existe ningún sistema aliado basado
en tierra con el alcance necesario
para neutralizarlos. Esta situación
se ve agravada por la capacidad del
nuevo sistema integrado de defensa
aérea ruso (IADS), construido alrededor
del SA-21, que, junto con la fuerza
aérea rusa, puede impedir que la
OTAN utilice su poder aéreo de una
manera decisiva en un posible conflicto.
Se observa también que los cohetes
y la artillería rusos sobrepasan
en capacidades a las de Estados Unidos
y la OTAN, lo cual constituye una
amenaza para las fuerzas terrestres
aliadas, al mismo tiempo que permite
proteger a sus fuerzas contra las
capacidades de combate próximo de
los países de la Alianza. Añadida a estas
ventajas cualitativas, Rusia cuenta
con grandes ventajas cuantitativas
en lo que a cañones y lanzadores se
refiere, lo que hace que este desequilibrio
sea todavía más considerable.
De hecho, la densidad de la artillería
de Estados Unidos y la OTAN en
un escenario como, por ejemplo, los
Países Bálticos es hoy en día significativamente
menor de lo que fue en
Alemania durante la Guerra Fría.
Ante lo que parece una clara desventaja
estratégica frente a sus potenciales
adversarios, y como parte de una
estrategia de modernización en curso,
el Ejército de Estados Unidos contempla
actualmente dos prioridades relacionadas
con los fuegos: una, el desarrollo
de fuegos de precisión de largo
alcance y, otra, el desarrollo de las capacidades
de defensa aérea y antimisiles.
Con ello, se pretende reducir el
déficit actual respecto a los sistemas
rusos y chinos, y actualizar al mismo
tiempo sus sistemas de armas.
El programa de fuegos de precisión
de largo alcance norteamericano
se centra en la modernización de la
munición para aumentar el alcance
del actual HIMARS y MLRS a más
de 499 km. Además, se están llevando
a cabo pruebas con el denominado
sistema de artillería de cañón de
alcance extendido (ERCA, por sus siglas
en inglés), con base en el obús
ATP M109A7 y el cañón remolcado
M777, para aumentar también sus
alcances efectivos. Estos dos sistemas
completarían tanto la capacidad
de fuegos de división como la de
fuegos operacionales, lo que permitiría
a los jefes de división y cuerpo de
ejército conformar en profundidad,
gracias a los fuegos, el espacio de
batalla. La plena aplicación de estos
sistemas, junto con nuevas municiones,
aliviaría la disparidad de alcance
de los sistemas estadounidenses
frente a la de sus enemigos, y además
Figura 2. Comparativa de las capacidades de artillería de las BCT del Ejército de Estados Unidos con las brigadas motorizadas
rusas. Fuente: Boston, S. y Massicot, D. (2017). The Russian Way of Warfare: A Primer. Santa Mónica: RAND Corporation