DESARROLLOS FUTUROS
DE LA ARTILLERÍA DE
PROPUESTAS FUTURAS DEL
EJÉRCITO DE ESTADOS UNIDOS
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CAMPAÑA:
Francisco Domingo Aleu Puerto | Comandante de Artillería
Dios lucha en el bando que cuenta con la mejor artillería
n el apogeo de la
Guerra Fría, los
ejércitos de ambos
bloques se
organizaban y
equipaban para
un posible intercambio
en masa
de fuego de artillería, confiando en
que sus capacidades pudieran superar,
o al menos igualar, en volumen y
alcance a las de su adversario.
Sin embargo, esta aparente necesidad
de dotarse de tal capacidad de volumen
de fuegos se frena en seco como
consecuencia de los atentados del 11S
y la posterior invasión de Irak de 2003,
donde el ejército estadounidense, tras
una rápida campaña inicial, terminó
enfrentándose a un enemigo que optaba
por emplear dispositivos explosivos
improvisados (IED) y buscaba la ocultación
tras la población civil, evitando
un enfrentamiento abierto, con el que
habrían estado abocados al fracaso. A
partir de ese momento, parece no existir
en el mundo un adversario capaz de
desafiar a la potencia aérea norteamericana,
lo cual convierte a su fuerza aérea
en la solución más empleada para
proporcionar apoyo por el fuego en el
momento y lugar requeridos.
Durante los últimos dieciocho años
de conflicto, en la denominada guerra
global contra el terror, las principales
misiones que llevaron a cabo
las unidades de artillería del ejército
estadounidense fueron la realización
de patrullas o escolta a convoyes, misiones
más propias de unidades de
infantería o caballería. Si bien en su
momento el desempeño de esas misiones
era necesario para contribuir
al sostenimiento de los múltiples despliegues
en Irak y Afganistán, esta situación
provocó una cierta «atrofia»
de las competencias básicas y específicas
de la artillería. Es por ello por
lo que, tras casi dos décadas de operaciones
de contrainsurgencia, el papel
de la artillería de los ejércitos de
nuestro entorno, que un día fue clave
en el desarrollo de una guerra convencional,
ha pasado a un segundo
plano: ha ido perdiendo progresivamente
capacidades, lo que ha provocado
una desactualización a nivel
doctrinal y tecnológico en lo que a los
sistemas de armas se refiere.
Pero esta situación no ha pasado
desapercibida para otras potencias
militares, como Rusia y China,
que durante este período han estudiado
la forma en que las fuerzas
estadounidenses desplegaban y
operaban, lo que les ha permitido
adaptarse y modernizarse en un esfuerzo
por contrarrestar las ventajas
estadounidenses mostradas en los
tres dominios del espacio de batalla
(tierra, mar y aire), y todo ello con un
enfoque claramente dirigido a la realización
de operaciones de combate
a gran escala.
Rusia, uno de sus principales adversarios,
como hemos visto desde
2008, ha experimentado un período
de modernización y búsqueda de
la paridad técnica con Estados Unidos,
logrando igualarlo en ciertas categorías
e incluso superándolo. Por
ejemplo, a pesar de poseer una innumerable
cantidad de sistemas de
defensa antiaérea, entre los que destaca
el S-400, el Ejército ruso continúa
realizando fuertes inversiones
en el desarrollo de nuevos sistemas,
lo que denota la importancia concedida
al concepto de denegación de
área y acceso al área de operaciones
(A2/AD), aspecto considerado vital
en los escenarios de combate futuro,
por cuanto imposibilitará el contar
con superioridad aérea y conferirá un
mayor protagonismo a las capacidades
de apoyos de fuego terrestres.
Napoleón Bonaparte
(Este aforismo parece tan cierto hoy como lo fue hace casi tres siglos)
E