revista de aeronáutica y astronáutica / octubre 2021
la estación lunar Gateway 843
El programa Apolo nació enmarcado
en la Guerra Fría, y una vez
cumplido su objetivo real, es decir,
la superación en el espacio del rival
soviético, perdió rápidamente el
apoyo de la administración norteamericana,
que debía luchar ya en
varios otros frentes no menos importantes,
como la Guerra del Vietnam
y la próxima crisis del petróleo. Los
ingentes recursos dedicados para
enviar hombres a la Luna dejaron
de estar disponibles y las misiones
Apolo fueron canceladas paulatinamente
hasta la paralización completa
del programa.
Han pasado casi cinco décadas
desde el último viaje de hombres
a la superficie lunar, y desde entonces,
a pesar de la periódica aparición
de nuevas propuestas que
debían hacer posible el regreso,
esta vez sostenible, a la Luna, esto
no se ha hecho realidad.
Durante los últimos años, sin
embargo, las cosas parecen haber
cambiado. El programa Artemisa
está ya muy adelantado, y se prevé
un nuevo alunizaje tripulado en un
corto plazo de tiempo. Ahora bien,
sigue siendo fundamental que la
iniciativa no vuelva a ser un objetivo
de corto recorrido, sino un definitivo
retorno a la Luna. De ello depende
que puedan considerarse otros
aún más ambiciosos, como el envío
de astronautas a Marte.
Una de las formas de garantizar
ese regreso sostenible y a largo plazo
de personas a la superficie lunar
es situar una infraestructura en sus
cercanías que permita una cierta
continuidad en la exploración del
satélite. En vez de que la presencia
de astronautas dependa de misiones
puntuales, a veces muy espaciadas
en el tiempo, se propone disponer
de un centro orbital desde el que
poder trabajar, dar apoyo a los vuelos
de descenso e incluso para ensayar
tecnologías lunares y marcianas.
Con este objetivo nació el programa
Gateway, a su vez una importante
y complementaria pieza dentro del
programa Artemisa. A grandes rasgos,
se trataría de una estación espacial
de pequeño tamaño, situada
alrededor de la Luna e ideada para
proporcionar volumen habitable y
de trabajo, comunicaciones, energía,
etc., para los astronautas en tránsito
hacia y desde la superficie lunar, y
para aquellos que simplemente trabajarían
en su interior.
Con la estación espacial internacional
en los últimos años de su vida
útil, parece conveniente trasladar
parte de sus capacidades a las cercanías
de la Luna, de modo que la
atención científica y astronáutica de
la próxima década tenga un lugar
donde establecerse.
También llamada Lunar Gateway,
debería ser eso: una puerta hacia la
Luna y más allá, modular y con capacidad
de ampliación, pensada para
proporcionar un enclave estable en
la esfera lunar.
UNA ESTACIÓN LUNAR
Como suele ser habitual, el origen
de la Gateway se remonta a varios
años atrás en el tiempo. La NASA lleva
mucho estudiando cómo regresar
a la Luna. El desarrollo de la estación
espacial internacional y la disponibilidad
de su tecnología permitían
hacer propuestas sobre cómo aplicar
estas soluciones al ámbito lunar.
Así, en 2012 se presentó una primera
propuesta llamada Deep Space Habitat.
Reconociendo la importancia
de disponer de un habitáculo alrededor
de la Luna, tres años después
se financiaron estudios concretos
sobre las características que debería
tener dicho hábitat.
Siguiendo instrucciones de la administración
Obama, la NASA retrasó
el objetivo del regreso de astronautas
a la superficie de la Luna, a cambio
de llevar a cabo otro no menos
ambicioso: la captura de un pequeño
asteroide y su traslado a la órbita
lunar para su estudio. Ello haría aún
más importante la disponibilidad
de un habitáculo permanente en la
zona. La propuesta fue finalmente
desestimada, pero la pequeña estación
no desapareció del mapa.
Denominada primero Deep Space
Gateway, y ya en 2018 Lunar Orbital
Platform-Gateway, el proyecto empezó
a recibir dinero para estudios
preliminares serios.
La idea de la NASA siempre había
sido construir primero la Gateway, y
después, una vez desarrollado el módulo
de alunizaje apropiado, iniciar
el retorno de astronautas a la superficie.
Pero la administración Trump
quiso acelerar este último, dando