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TOMA DE POSESIÓN DEL COMGEIM
DISCURSO TOMA POSESIÓN DEL GENERAL ROLDÁN
En primer lugar, quiero agradecer la presencia del Almirante General Jefe del Estado Mayor de la Armada para presidir este
solemne acto de Toma de Posesión, la presencia de la Alcaldesa de San Fernando y de las Autoridades civiles y militares, Ofi-ciales,
Suboficiales, Tropa y Marinería, Señoras y Señores.
Agradecer, así mismo, la presencia de cuantos invitados y amigos nos acompañan, pues con su presencia también realzan este acto.
Infantes de Marina
Hoy es el hito más importante de mi carrera y mi primer recuerdo quiero que sea para mis padres, ya fallecidos, y que desafor-tunadamente
no van a poder compartirlo conmigo. Él, veterano coronel, que me enseñó que la milicia si es una religión de
hombres honrados y mi madre que me inculcó que nada se consigue sin esfuerzo. Ellos, sin duda alguna, y con el apoyo de mis
tres hermanos, militares ya retirados pero que siempre lo serán de corazón, forjaron mi vocación militar.
Quiero agradecer: a la Armada la confianza que deposita en mi y la oportunidad que brinda para ser el Comandante General
de esta noble Institución que es el Cuerpo de Infantería de Marina; a los jefes que he tenido, su confianza y valoración; a mis
compañeros, y muy en particular, a los de mi promoción, su apoyo y reconocimiento; y a todos los subordinados que han ser-vido
conmigo su dedicación, trabajo y colaboración. Gracias a todos ellos, hoy estoy aquí. Mi mérito es el suyo.
Os aseguro que sigo manteniendo la misma ilusión con las que hice mis prácticas de alférez alumno en el 2.º Estol de la ya ex-tinta
Unidad de Operaciones Especiales, hace ya 37 años.
Ya me conocéis. Sigo teniendo las firmes convicciones de siempre. Mi compromiso personal con vosotros es mi lealtad incuestio-nable,
ser ejemplar, respetar vuestro trabajo, ganarme vuestra confianza y que trabajéis con ilusión.
En el ámbito de mis competencias, mis esfuerzos irán dirigidos a:
Fortalecer la moral, el compañerismo y la cohesión de todas las unidades que conforman la Fuerza de Infantería de Marina.
Asimismo, ser la referencia de todos los Infantes de Marina, independientemente de donde se encuentren destinados.
Fomentar la preparación de nuestro personal y en particular el apoyo a la enseñanza de formación, con la máxima de que re-cibiremos
tanto como esfuerzo estemos dispuestos a realizar.
Impulsar el conocimiento de nuestra historia, nuestras tradiciones, el valor que supone pertenecer a la Armada, tanto dentro
de nuestras unidades como con la sociedad civil, con el convencimiento de que sólo se ama, respeta y valora lo que se conoce.
A pesar de enfrentarnos a un reto importante definido por un ambiente económico muy restrictivo y que indudablemente afec-tará
a los programas que afectan al Cuerpo, impulsar el proyecto de la Fuerza de Infantería de Marina 2040 para adquirir las
capacidades que nos son tan necesarias para construir una fuerza creíble, versátil, resolutiva y con un alto grado de alista-miento
para desplegar o actuar donde se nos requiera… como estamos acostumbrados a hacer, pero siempre en un marco rea-lista
y pragmático.
No os pediré que hagáis más con menos porque es sencillamente imposible, pero sí, que sigamos con nuestra preparación, ilu-sión,
dedicación, esfuerzo, iniciativa e imaginación para seguir impulsando el nivel de excelencia de nuestras unidades.
Debéis estar convencidos de que somos la élite de las Fuerzas Armadas, que siempre nos hemos distinguido por nuestro elevado
espíritu de Cuerpo. La unidad entre todos sus miembros, sin distinción de categorías; la humildad que preside nuestros actos y la
adaptabilidad que nos permite operar en cualquier medio y bajo cualquier circunstancia, constituyen nuestra identidad común
y es lo que nos diferencia de los demás. Ese grado de cohesión, que es nuestra fortaleza, no se da en ninguna otra fuerza.
No quiere finalizar mi intervención sin hacer una mención muy especial a mi esposa, Mari Carmen, y a mis hijos. Ella siempre me
ha apoyado de forma generosa y altruista, aceptando con paciencia tantas ausencias, mi dedicación al servicio, las vicisitudes de
mi carrera y acompañándome en los momentos más difíciles. A ellos la virtud necesaria de la coherencia y la ejemplaridad.
Finalmente, les pido a la Virgen del Carmen y a nuestro Santo Patrón San Juan Nepomuceno que me iluminen y me ayuden en
esta importante singladura que empieza hoy.
6 BOLETÍN DE LA INFANTERÍA DE MARINA