tras Escuelas para acceder a la Escala
de Oficiales, Suboficiales o de Tropa y
Marinería, se encontrarán con una enseñanza
de calidad y homologada, en la
que se le reconocerán titulaciones del
sistema educativo general (Grado universitario,
Técnico Superior o Medio
de Formación Profesional), de forma
que todos los que así lo quieran podrán
acceder a escalas y puestos de mayor
responsabilidad, y aquéllos que finalmente
no encuentren en la Armada su
verdadera vocación verán facilitada su
incorporación al mercado laboral.
Quiero destacar nuestro empeño por
hacer atractiva la carrera en la Armada
y ofrecer oportunidades a todos los
que sienten inquietudes por superarse.
En este sentido, en los últimos años, se
han promovido numerosas iniciativas
para la promoción interna del personal.
Fruto de esto, salvo en casos muy específicos,
actualmente se cubren adecuadamente
todas las plazas convocadas.
—¿Está la Fuerza hoy equilibrada
en número y capacidades?
«Si algo ha demostrado esta grave crisis
es nuestra capacidad de adaptación a
circunstancias imprevistas»
—En sus capacidades, la Flota constituye
hoy un todo armonizado y equilibrado.
Los medios actuales le permiten
articularse como un instrumento intrínsecamente
expedicionario e interoperable
con nuestros aliados, formando parte
de la Fuerza Conjunta y alistada para
responder al cambiante entorno geoestratégico,
de manera que se asegure el
uso lícito y libre de los mares, esencial
para el funcionamiento y desarrollo de
nuestro sistema económico.
En cuanto al número de unidades,
la Flota presenta algunas carencias, en
relación con las misiones que podemos
tener que llegar a realizar, y sobre todo
contamos con un número importante de
buques y aeronaves muy cerca del final
de su vida útil. Hay que tener en cuenta
que desde el comienzo de la anterior crisis,
hace trece años, la Armada ha dado
de baja 27 buques de distinto porte, y
de alta solo nueve, siendo la edad media
tenga un impacto negativo en el resto
de unidades, cuyo adiestramiento se limitará
a aspectos básicos y su sostenimiento
a impedir la pérdida definitiva
de capacidades; pero, insisto, queremos
asegurarnos de que el adiestramiento y
operatividad de ese núcleo de unidades
que hemos identificado como prioritarias
estén garantizados.
—Se ha aprobado una nueva organización
básica de las FAS ¿qué novedades
introduce en la Armada?
—La nueva organización navega hacia
un modelo centrado en el conocimiento
y en las personas. La Armada ya
había recorrido parte del camino pues
la aplicación de la gestión por procesos
de trabajo en muchas de sus actividades
es una realidad desde hace años. Esto
facilita la transición hacia una estructura
adaptada para una mejor gestión de
la información y el conocimiento. En un
primer paso, anterior al nuevo Real Decreto,
se realizaron cambios para eliminar
duplicidades, optimizando con ello
el recurso de personal y agilizando los
procesos de decisión, fundamentalmente
en la estructura de la Flota.
El nuevo Real Decreto nos otorga
una mayor flexibilidad a la hora de implantar
futuras adaptaciones orgánicas
que, dada la velocidad de evolución de
nuestro entorno, deberán realizarse con
mayor frecuencia que hasta la fecha y
que requerirán un cambio de mentalidad
en la organización. Como referencia,
está próxima a promulgarse una
disposición de principios y fundamentos
de la organización de la Armada y
su funcionamiento.
—¿Qué ofrece hoy la Armada a los
jóvenes que sienten una vocación militar
y marinera?
—Una profesión atractiva, yo diría
que apasionante, llena de expectativas
y posibilidades, pero, al mismo tiempo,
exigente y no exenta de dificultades.
Contamos con una fuerza naval
altamente tecnificada, en la que lo más
importante son las personas, su formación
y los valores que son el soporte de
la institución, como el compañerismo, el
trabajo en equipo, el esfuerzo, la especialización
y el espíritu de superación
para dar el mejor servicio y garantizar
la seguridad y defensa de España. Los
jóvenes que ingresen en alguna de nuesactual
entrevista
de los buques de la Flota de 27
años, cuando la vida útil ronda entre los
30 y 35 años.
Por ello, a la vez que se mantiene ese
equilibrio, es necesario continuar con la
renovación a medio y largo plazo para
tener el número adecuado de unidades,
así como disponer del sostenimiento necesario
para garantizar su correcto alistamiento.
—¿Cómo valora la renovación que
va a suponer la llegada de los S-80 y
las F-110?
—Sin las capacidades que aportan
las fragatas y los submarinos no hay
Armada. Por ello, esta renovación nos
ha hecho ver el futuro con ilusión y optimismo,
ya que además son los buques
más costosos por su elevado nivel tecnológico
y complicación.
El S-80 supone la esperada y necesaria
renovación del Arma Submarina,
con un tremendo salto en capacidades,
especialmente en lo que afecta a
su discreción, potencia de combate y
sensores. Esto aporta un medio muy
valioso para ejercer el control del mar,
con unos medios avanzados y eficaces.
En la OTAN, actualmente, 13 naciones
operan submarinos. Una vez superadas
las dificultades iniciales, el S-80 ha supuesto
un proyecto estratégico para la
industria naval nacional, que sitúa a España
entre los pocos países del mundo
con capacidad de diseñar y construir un
submarino.
—¿Y en cuanto a las fragatas?
—Las F-110 asegurarán el mantenimiento
de las capacidades navales de
España mediante un escolta multimisión
que sustituirá y mejorará ostensiblemente
a las fragatas clase Santa
María. El escolta es el elemento básico
de cualquier marina, pues son los que
posibilitan la actuación del resto de sus
unidades, dándoles la protección apropiada,
y los que pueden imponer la seguridad
de las actividades marítimas, ante
Julio/Agosto 2020 Revista Española de Defensa 25