TORRE DE CUATRO VIENTOS
Un faro durante 62 años muy lejos del mar
LA centenaria torre de mando o de señales de la
base aérea de Cuatro Vientos es el primer faro aeronáutico
de España y uno de los más antiguos
del mundo. Fue utilizado «para el servicio de iluminación
del campo», escribió el general Alfredo Kindelán el 1 de
marzo de 1936 en el periódico El Debate con motivo del
250º aniversario de la creación del aeródromo. De esta
forma, los primeros aviadores, en sus aproximaciones, se
guiaban por el haz de luz giratorio de la torre, como el de
los faros marinos de la época que inspiraron su diseño.
Este edificio singular también fue «sala de doctores»,
como reflejó en marzo de 1989 en la Revista Aeroplano
el entonces coronel de Aviación José Ramón Sánchez
Carmona. Desde esta atalaya, aclaraba, «se examinó a los
pilotos de entonces, emitiendo sabios veredictos: vuela
bien, es bueno; vuela regular, es un piloto mediano; vuela
mal, se matará».
La torre fue proyectada entre 1919 y 1920 por el arquitecto
Enrique Sierra y levantada en el aeródromo de
Cuatro Vientos en los primeros años veinte prestando
servicio hasta 1982. Su estructura cilíndrica de más de
15 metros de altura se asienta sobre el centro de un edificio
de dos plantas. En su extremo superior se encuentra
todavía la plataforma de vigilancia a la que, antes de la
instalación del faro, accedían los controladores de vuelo
para dirigir los despegues y aterrizajes mediante señales
ópticas. La base de la torre arranca de un pequeño edificio
octogonal rodeado por una terraza a la que los historiadores
aeronáuticos se refieren como «el observatorio
privilegiado» desde el que se contemplaron, por ejemplo,
las pruebas del autogiro de de la Cierva y alguno de sus
vuelos, el despegue de la patrulla Elcano, en 1926, o el del
primero comercial de Iberia entre Madrid y Barcelona,
preludio del puente aéreo, el 14 de diciembre de 1927.
Pepe Díaz
Ejército del Aire
Julio/Agosto 2020 Revista Española de Defensa 55