CAPITÁN DE CORBETA JOSÉ CARLOS CUADRADO,
COMANDANTE DEL GRUPO NAVAL DE PLAYA «Los agricultores
están muy
agradecidos»
EL Grupo Naval de Playa es la unidad
de la Armada responsable de
trasladar a tierra firme a la Infantería
de Marina desde los buques de
desembarco anfibio. Lo que nunca imaginó
el capitán de corbeta José Carlos Cuadrado
cuando asumió el mando del Grupo, en
julio de 2020, es que algún día su «fuerza
de desembarco», en lugar de militares especializados,
estaría compuesta por agricultores.
«Y, sin embargo, aquí estamos, a
bordo de las LCM 1E para que accedan a
sus plantaciones por vía marítima», expresaba
satisfecho a proa de una de las lanchas
varada en la playa de Puerto Naos a
principios de diciembre, transcurridos algo
más de 15 días desde el inicio de la misión
de apoyo de la Armada a los ciudadanos
Grupo Naval de Playa
de La Palma. «Se trata de una operación en
descubierta, es decir, abierta a la población
civil, visible a la ciudadanía», puntualiza recordando
que lo habitual para los componentes
de su unidad es operar «desde más
allá de la línea del horizonte, mar adentro y
casi siempre de noche, muy alejados de las
personas, aunque siempre a su servicio».
—La erupción del volcán les ha permitido
mostrarse ante la opinión pública …
—Es cierto que somos una unidad muy
poco conocida, pero, a la vez, muy importante
dentro del Grupo Anfibio y de Proyección
de la Flota y, por ende, de la Armada,
porque es la única capaz de aportar el vector
de superficie, las lanchas de desembarco
LCM 1E, que permiten el movimiento buquecosta
de una fuerza de desembarco. Sin el
Grupo Naval de Playa las operaciones anfibias
no podrían llevarse a cabo tal como las
conocemos hoy en día. Y, como estamos
demostrando, nos preparamos y adiestramos
para afrontar cualquier situación.
—¿Consideraron alguna vez la posibilidad
de intervenir en esta emergencia
para apoyar en otros cometidos?
—Hemos seguimos en todo momento
la evolución de la catástrofe que está sufriendo
la isla. Sabíamos que en cualquier
momento podría existir la necesidad de
transportar personas por mar e, incluso,
evacuarlas, también por vía marítima, en
el caso de que hubieran quedado aisladas
en tierra. Afortunadamente, esto último no
ha sido necesario. Siempre hemos estado
preparados para lo que pueda surgir.
—¿Cómo se ha desarrollado el despliegue
de la unidad, desde su alistamiento
hasta su entrada en acción?
—La directiva de operaciones comenzó
a aplicarse el 5 de noviembre, coincidiendo
con el final del ejercicio FLOTEX 21
en el que nos encontrábamos participando
en aguas del golfo de Cádiz. Dos días
después, el 7 por la tarde, ya en la base
aeronaval de Rota, zarpamos a bordo del
buque de asalto anfibio Castilla rumbo a
La Palma. Arribamos el día 10 y el 11 realizamos
el primer transporte de agricultores
a la playa de Puerto Naos. Inicialmente, lo
hicimos desde el Castilla, al mismo tiempo
que trabajábamos por alcanzar la FOC Full
Operational Capability del destacamento
en tierra, instalado en el puerto de Tazacorte.
Lo conseguimos el sábado día 13, por
lo que nuestro buque regresó a Rota ese
mismo día.
—¿Es muy diferencia operar desde
tierra con las embarcaciones LCM y no
desde los buques anfibios, como hacen
normalmente?.
—Sí. Por primera vez estamos actuando
de manera independiente, al margen de
lo que nosotros denominamos «el buque
madre». Hemos sustituido nuestro carácter
embarcable, para ser largados en alta mar
desde el buque de proyección estratégica
Juan Carlos I o de los de asalto anfibio
Castilla y Galicia, y hemos adoptado el de
desplegable: atracados y partiendo y arribando
a puerto. Se trata de un hito histórico,
un auténtico reto, para el Grupo Naval
de Playa en particular y para la Armada en
general.
16 Revista Española de Defensa Diciembre 2021