de las Naciones Unidas (ONU). De este modo, el
15 de junio de 2020, con una España confi nada
por la pandemia, partió la Bandera al sur del río
Litani. Se iniciaba así la Operación Libre Hidalgo
XXXIII en la que los paracaidistas volvían a to-mar
el mando de la misma relevando a nuestros
compañeros de la Legión. El Líbano fue sin duda
una experiencia muy infl uyente en mi trayectoria
profesional y personal. Allí uno puede mirar a la
pobreza a la cara materializada en la inocente
mirada de un niño sirio, ser consciente de las con-secuencias
de una guerra lejana, la corrupción
política llevada al límite y el integrismo religioso
arraigado en la sociedad. Pese a no ser una mi-sión
de combate, tampoco fue una misión fácil.
Liderar paracaidistas entrenados para el peor de
los combates en un ambiente, sin embargo, mul-tidimensional
de muy bajo perfi l con amenazas
muy diversas, no fue sencillo. La experiencia que
un mando de infantería alcanza tras un desplie-gue
en el exterior no tiene comparación a la de-sarrollada
en cualquier ejercicio de instrucción. Es
altamente recomendable que un ofi cial de infan-tería,
en su trayectoria inicial (junior), lidere a sus
hombres en situaciones reales para generar los
elementos de juicio que necesitará como mando
de más alto nivel (sénior). Largas patrullas, escol-tas,
reconocimientos, puestos de observación y
vigilancia, todo ello con el objetivo de mantener
la estabilidad sobre la Blue Line, frontera entre dos
países, Israel y Líbano, impuesta por las Naciones
Unidas y que, de algún modo, evita que vuelva
a producirse el cruento confl icto que asoló esta
zona en el año 2006.
Tras seis meses, la Bandera regresó a casa con
la misión cumplida. Miles de kilómetros de patru-llaje
completados, miles de horas de vigilancia y
cientos de incidentes sobre la Blue Line solventa-dos.
Tras dos meses de permiso post-misión la Ban-dera
volvió a saltar, marchar y combatir. Duran-te
seis meses continué mandando mi sección de
fusiles. Es en este momento cuando un ofi cial se
da cuenta de la experiencia ganada durante el
despliegue. No obstante, todo militar debe ir en
la búsqueda constante de nuevos retos, y la pro-pia
estructura de la carrera militar se encarga de
que así sea.
Como prueba de ello, en el verano de 2021 se
me asignó el mando de la Sección de Recono-cimiento
de la Bandera, la prestigiosa RECO I. Un
nuevo tipo de unidad, con cometidos diferentes
y más específi cos, bajo las órdenes directas del
jefe de Bandera y en la que forman los mejores
hombres de la unidad.
Agosto - 2022 Armas y Cuerpos Nº 150 75