que superó a Alemania, es el primer exportador
de bienes del mundo. También es el primer pro-veedor
de bienes de consumo a Estados Unidos y
el mayor poseedor de deuda americana. China
es sin duda un jugador de primer nivel en el te-rreno
comercial y económico (Stonestreet, 2010,
Portaaviones Chino
pp. 8-9).
Utilizando la técnica de cálculo del GPD de-nominada
«purchasing power parity» que tiene
en cuenta las variaciones de infl ación y el coste
relativo de la vida en comparación con los sala-rios,
China sería ya la primera economía mundial
(Bird, 2014).
La información, le sitúa como teórico igual a
Estados Unidos en términos económicos. Si a este
dato unimos un gobierno autoritario, una unifor-midad
racial destacada (más del noventa por
ciento de los chinos son de la etnia Han), elevado
orgullo nacional derivado de una cultura varias
veces milenaria, sentimiento acusado de no per-mitir
situaciones como el «siglo de la humillación»
provocada por Occidente y Japón, y actitud
pasiva desde la fi nalización de la guerra fría en
relación a posibles intentos de exportar su ideo-logía
fuera de China para no poner en peligro el
desarrollo económico (Stonestreet, 2010, pp. 11-
14), se puede afi rmar que ese poderío ha venido
para quedarse bastante tiempo. Por ejemplo aún
está pendiente de desarrollar al máximo su enor-me
potencial de consumo interior, limitada por la
baja renta per cápita producto de su enorme po-blación
(Stonestreet, 2010, p. 94), pero lo está ya
impulsando con iniciativas como la «circulación
dual» (Reuter.com, 2020).
Por tanto desde un punto de vista «Realista»
China tiene bastantes de los elementos de poder
necesarios a su disposición como para intentar re-modelar
el sistema internacional en su benefi cio,
de la misma manera que Estados Unidos hace.
La capacidad está ahí. ¿Qué estrategia sigue
China?
El concepto de sistema internacional uni-mul-tipolar
de Huntington entendería la política de
China como la de una potencia principal que lo
que intenta es contrarrestar el «hegemonismo»
y la «política de poder» (Huntington, 1999, p. 43)
norteamericana en el mundo. Esta cooperación
anti-hegemónica se estaría concretando a tra-vés
de sus acuerdos políticos y económicos con
los países del entorno a través de la ASEAN, con
su periferia oeste a través de la Organización
de Cooperación de Shanghái (OCS), o con sus
acuerdos comerciales con muchos países de
América del Sur y África. En particular su movi-miento
de aproximación hacia Rusia tiene lugar
teniendo muy presente no adoptar las «actitudes
americanas» que provocan rechazo. Al contrario,
es una aproximación de igual a igual con intere-ses
compartidos contrarios a las políticas de po-der
de Estados Unidos. Esta actitud sortea el re-chazo
debido a una reacción negativa rusa por
verse tratada como un socio de categoría inferior
(Huntington, 1999, p. 46), que precisamente des-taca
Estados Unidos al relacionarse con ella. El in-terés
geopolítico, en resumen, supera las diferen-cias
culturales que Huntington ve como elemento
principal de división. (Huntington, 1999, pp. 46-47)
80 Armas y Cuerpos Nº 150 ISSN 2445-0359